El 16 de agosto del 2020 le di la bienvenida a la ministra Carmen Heredia, con más esperanzas que convicciones. Porque hacia mucha falta esperanza para poder echar a andar el Ministerio de Cultura, después de un quinquenio gris en realizaciones y por momentos negro.
Entonces le decía a Carmen que no todo lo hecho antes había que borrarlo. Esa idea loca de que todo lo que se hizo en los años anteriores está mal, es una obnubilación temporal.
Ahora la ministra Heredia deja el despacho siendo la primera mujer que llegó a esa oficina principal del edificio de la avenida George Washington esquina Presidente Vicini Burgos. Pensaba entonces que bajo su égida estaría el destino de la cultura dominicana por algunos años. Decía entonces y le reitero ahora a mi admirada Milagros Germán que: «Lo bueno que haga (o lo malo que haga, esperamos que no ocurra) tendrá repercusiones en cada uno de los dominicanos, tengan que ver o no directamente con el sector cultural. De ahí que todos debemos apostar porque lo haga bien. Mejor que bien, muy bien. Mejor que muy bien, excelente».
«Ese hacerlo bien, muy bien, excelente, incluye dar continuidad a las cosas que han estado bien y rescatar aquellas buenas ideas mal eliminadas. Ese hacerlo bien incluye contar, tal vez, con algunos especialistas de los que estaban. Pero sobre todo ese hacerlo bien incluye hacer las cosas a su modo, con nuevas ideas y nuevas cabezas».
Si Carmen llegaba con la experiencia de haber dirigido museos, el Ballet Nacional, el Teatro Nacional y Bellas Artes, pero sobre todo de tener una vida cultural activa como periodista especializada en las artes, desde hace años, Milagros Germán es una animadora y productora de televisión querida y popular, que viene de tener la prueba de fuego como speaker del presidente de la nación, y debe saber -como sabía Carmen- que en Cultura los errores cuestan mucho. Sus huellas trascienden por varios años y hasta generaciones a veces.
¿Qué tiene de bueno su designación? La cercanía con el presidente. Eso es vital. Lamentablemente doña Carmen no contaba con esa influencia política.
Decía en aquella bienvenida y lo reitero en esta, que uno de los primeros retos tal vez sea recomponer las compañías artísticas del país, necesitadas urgentemente de reanimación cardiovascular y pulmonar, y entre otras tareas de importancia primordial, echar a andar la Ley de Mecenazgo, cuyo Decreto mediante el cual se establece el Reglamento de Aplicación de la Ley 340-19 está por ser firmado. Hay que crear la Dirección General de Mecenazgo y el Consejo de Mecenazgo.
Algunos logros de Carmen Heredia
El primerísimo y aún ovacionado logro fue reponerle el nombre de Enriquillo Sanchez al Auditorio del Ministerio de Cultura, que sin embargo no pudo dejar funcionando, y aun es un almacén de tiestos frente al mismísimo lobby.
Le recomendaba a doña Carmen retomar aquel muy importante Consejo Nacional de Cultura, el organismo asesor de la ejecución de la Política Cultural del país, lo cual sí logró hacer. Y basta con darle continuidad, quizás enriquecerlo con algunas fichas importantes y echarlo a andar pues es un asesoramiento imprescindible.
Algo que habrá que agradecerle siempre a doña Carmen, y es el rescate de la Bienal de Artes Visuales, en el Museo de Arte Moderno. Esto a pesar de ciertas nubes que han caído sobre el premio.
Hay que aplaudirle la creación de la Casa de la Música, la reapertura del Museo de las Atarazanas, su interés por conocer lo que sucedía en algunas provincias de país, acercándose directamente a los artistas de esos lugares. Homenajeó a los Congos de Villa Mella y a los Guloya de San Pedro, ambos patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Doña Carmen le dio loable participación a los cantantes líricos de la Compañía Nacional y reabrió la Galería de Arte Ramon Oviedo, de magníficas propuestas.
Carmen Heredia sé que deseaba, pero no pudo, reponer en el centro del Ministerio de Cultura los proyectos culturales, que significaron la democratización de la realización cultural del país. Esto debe lograrlo la ministra Germán.
La economía de la Cultura
Un gran reto de la nueva ministra, que debe llegar en un mes exacto, es lograr que no le sigan esquilmando el ya de por sì muy exiguo presupuesto. Ha sido moda de los tecnócratas que se ocupan del desarrollo y la sobrevivencia, desdeñar el sector cultural. Ha sido práctica de cada gobierno anualmente rebajar de a 300 millones el presupuesto de Cultura. Este año ha sido de 400 millones aproximadamente. Prácticamente lo que se hace es pagar salarios.
Desde hace años, cada vez que se va a dar un premio o algo hay que pedirlo, rogarlo, al poder ejecutivo para que su magnanimidad suelte los cuartos.
De ese modo y mientras dure, vale la pena analizar si es recomendable unir nuevamente Bellas Artes al presupuesto del Ministerio de Cultura, al menos por el momento. O dejarlo así. ¡Dios sabe!
Sin el dinero necesario el presupuesto y la Ley de Mecenazgo andando, no se podrá impulsar las industrias culturales, que sí es la gallina de los huevos de oro.
Sucede que si hay un sector en el que no se ha hecho casi nada es en el de las industrias culturales que debe convertirse en uno de los ejes transversales de la política cultural. Si yo estuviese en su lugar, lo declararía. Tanto así, que si se logra echar a andar la Ley de Mecenazgo y se logra activar de manera científica y lógica las industrias culturales, se activarán los motores productivos y la creatividad artística, y los aportes del sector cultural al Producto Interno Bruto pueden alcanzar en dos años más 4.5 por ciento o más, sin contar el aporte de la industria cinematográfica. Y para dirigir ese aspecto debe designarse alguien con conocimientos profundos, no una compañerita del partido, designada viceministra de lo cual, según dicen, no tiene conocimientos tan específicos. Porque no es lo mismo la economía de la agricultura, que la economía de la cultura.
Es por esto que sigue siendo de suma importancia realizar la Segunda Encuesta Nacional de Consumo Cultural y la actualización del Directorio de Empresas Culturales, con el fin de reactivar la Cuenta Satélite de Cultura en el Banco Central (cuyo inicio de trabajo de creación data del 2013), lo cual ofrece datos de los aportes reales de las industrias culturales al Producto Interno Bruto. Par ello, querida Miriam, hay que solicitar el apoyo del BID.
Se necesitan expertos para la guía de la clasificación de las actividades vinculadas a la cultura, dentro de la Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones y sensibilización del sector empresarial.
También debe lograr que la Feria Internacional del Libro vuelva a tener el resplandor de hace varios años y rescatar el Premio Pedro Henriquez Ureña. Poner al frente de esta actividad alguien que sea de toda su confianza y de toda capacidad. Carmen pudo reactivar la revista País Cultural, desaparecida desde aquel año terribilis del cual hablara la reina Isabel de Inglaterra, en que todo se fue a bolina en la cultura dominicana: 2016.
Pero algo súper necesario es crear las condiciones para que se desarrollen espacios para el pensamiento cultural. Pensar culturalmente la nación es pensarla en todos sus aspectos.
Reorganización. ¿Centralización o descentralización?
Necesariamente, Milagros Germán si quiere poder cumplir con su rol de ministra de Cultura, deberá asumir valientemente el cambio de varias personas que rodearon a Carmen Heredia y conformar su propio equipo. Eso es vital, legal y sano.
Sobre los inmuebles, hay que ser honestos. Los edificios de los museos de la Plaza ella Cultura fueron reinaugurados, después de su intervención física. Pero inaugurarlos de verdad es otra cosa. Eso implica el manejo de su colección y su puesta en valor a través de la museografía y recursos mediáticos para lo cual se necesita la compra del mobiliario, de la tecnología que permita una experiencia interactiva con los clientes, y sobre todo el personal capacitado y listo, para entonces sí, reinaugurarlos de verdad y que vuelvan a funcionar como debe ser en el siglo XXI. Algo que no se incluyó en la entrega de las edificaciones remozadas fue la parte eléctrica, sobre todo los edificios que albergan los Museos de Historia y Geografía y Cinemateca Dominicana y el Hombre Dominicano. Ambos están cerrados por… electricidad.
Debe meterle mano al cocorícamo que hay en la Plaza de la Cultura y las ventas de los parqueos. Ojo con eso.
Deben estudiarse profundamente por especialistas las colecciones también de los museos de la Ciudad Colonial, que son atrasados y deben actalualizarse y digitalizarse.
El organigrama original de Cultura plantea la sugerencia de la descentralización de los museos, de las bibliotecas Bellas Artes, Patrimonio, Cenadarte, la Feria Internacional del Libro. Esto es algo que debe estudiarse. Y esto tendrá que ver con el tema del presupuesto y, como no, del autofinanciamiento. No todo es como la industria cinematográfica.
No pudo Carmen Heredia y eso hace falta (como todo), rescatar los festivales nacional e internacional de teatro.
Pero se ha perdido un tiempo de oro. Nada se ha hecho ni simbólicamente durante la pandemia por parte de la Orquesta Sinfónica Nacional ni el Coro Nacional. La Compañía Nacional de Danza Contemporánea igualmente ausente. ¿Han ensayado acaso? ¿Se han visto los rostros alguna vez en este año y medio? ¡Hubiese sido tan hermoso verles en Plaza España ofreciendo un concierto -sin público, o con un público muy escueto- dando esperanzas a la vida! La Compañía Nacional de Teatro está ahora en escena… al fin.
La Literatura merece profundizar el trabajo con las nuevas generaciones de escritores y reconocer a los veteranos. Se hace imprescindible la creación de un seguro para los creadores artísticos que no lo tengan. Y sobre todo, crear una política especial de tratamiento, apoyo y valoración a las figuras más trascendentales y veteranas del arte y la cultura nacional. Repensar las ediciones, los premios, los reconocimientos y la proyección internacional de los más talentosos escritores jóvenes del país. Revitalizar la Librería del Ministerio de Cultura en las Atarazanas. Convertirla en un foco cultural. Revitalizar y multiplicar los talleres literarios conjuntamente con el Ministerio de Educación.
Las artes visuales, la imagen de la ciudad, el patrimonio
Debería realizarse un levantamiento de las esculturas que existen en las ciudades e impulsar una ley sobre la política de arte público, que sea inviolable para todas las instituciones del estado y que impidan que ministerios como el de Defensa sea capaz de afear la Plaza de las Banderas con esos adefesios de supuestas esculturas que lejos de honrar a los padres de la Patria, los convierte en objetos de burlas.
Velar por el cuidado del arte expuesto en las calles, como por ejemplo, las obras pintadas por los mejores maestros de arte contemporáneo en los números que marcan los kilómetros del Mirador, fuesen felizmente restaurados por David Collado en sus tiempos de alcalde.
Nunca entendí que algo que es intrínsecamente una actividad de cultura fuese a dar a una comisión, donde la propia ministra era una segunda: el tema de los murales en las ciudades.
El prestigio del Ministerio de Cultura y de la ministra tienen que hacerse sentir. Hay que discutir y exponer sus puntos de vista con toda valentía. Carmen Heredia nunca debió aceptar ser segunda de nadie en ninguna de las comisiones creadas de cuestiones que tienen que ver con el sector que dirige.
«O soy la ministra o no soy la ministra» debió haber dicho. Y si no, entregar su puesto.
Se necesita pues coraje, decisión, estar convencido de su verdad, ser líder de los asuntos culturales, para entonces poder lograr relaciones inter-institucionales que sean de valía para el sector.
La era del dembow
Por ejemplo, sería excelente, junto al Ministerio de Educación y a Bellas Artes, crear una Escuela Superior para Instructores de Arte que sean los encargados de convertirse (con dos años de preparación siempre y cuando tengan actitudes y aptitudes), en quienes podrían y deberían llevar a cabo en las escuelas del país, los necesarios programas extracurriculares o de tanda extendida, de Apreciación de las Artes Visuales, del Teatro, la Danza, la Música y la Literatura. Capaces de crear grupos teatrales, talleres literarios, grupos de danza, etc. Pero donde lo principal sea enseñar a apreciar las artes. Solo así se puede vencer la incultura, el mal gusto, la frivolidad, la superficialidad y la chabacanería.
En la era del dembow, esto podría ser de gran ayuda.
Así mismo el Ministerio de Cultura podría conformar grupos de trabajo que propicien el diálogo, conformados por críticos de arte, musicólogos, productores, exponentes urbanos y otros músicos, de manera que permitan contrarrestar la excesiva permisibilidad a los contenidos groseros, con loas a las drogas o al narcotráfico, a lo explícito sexual y a las malas conductas sociales. Esto sin caer en Lelias freno a la libertad de expresión.
Hay que repensar ya la Comisión de Espectáculos Públicos, su contenido, su esencia, su validez o no, su legalidad, su actualización. Y colocar allí personas con crédito suficiente tanto ético como profesional para sostener una discusión con un artista.
Las relaciones exteriores culturales
La cultura es el escudo principal de República Dominicana, que sin embargo es uno de los países que más cotidianamente sufre desgaste en importantes componentes de su identidad cultural. La corrosividad viene de una cultura muy fuerte actuando cotidianamente desde el país vecino y sus representantes en los hogares dominicanos. Sumándole el ácido del diablo que lanzan al rostro de sus mejores tradiciones musicales muchos de los exponentes urbanos. Este debe ser uno de los acápites de mayor atención por parte del Ministerio de Cultura y sus exigencias hacia los medios masivos de difusión.
La cultura debe convertirse en un elemento primordial de las relaciones exteriores de República Dominicana, la organización de jornadas culturales en países que sean del interés sobre todo desde el punto de vista turístico, debe ser parte de los trabajos conjuntos de los ministerios de Relaciones Exteriores, Turismo y Cultura, enviando delegaciones artísticas (que no sea siempre el conjunto folclórico de Turismo o de Mirex), sino agrupaciones reconocidas y compañías nacionales. Nombrar intelectuales jóvenes de obras de importancia demostrada en la cultura nacional, en el servicio exterior, preferiblemente como consejeros culturales en otros países, da buena imagen y energía a favor del país, a la vez que la experiencia se convierte en muy enriquecedora para su madurez intelectual.
A pesar de la cercanía, República Dominicana eran dos países bástate desconocidos entre sí durante los últimos 60 años. Socorro Castellanos hizo lo impensable, en su cargo de ministra consejera de la embajada dominicana en La Habana organizó las semanas de la cultura dominicana. Esto debe servir de modelo para lograrlo en otros países. Asimismo se ha venido haciendo con el cine dominicano en España y otros países. Esto debería tener continuidad. De hecho, Victor Ramírez, agregado cultural en España (y ahora en Viena) desde hace diez años inauguró las muestras de cine dominicano que han servido de modelo para llevarlas a otros países.
Turismo y Cultura
Sobre las relaciones del sistema de Cultura con las instalaciones turísticas hay mucho por hacer, con vistas a promover el arte nacional y la música dominicana, lejos de estereotipos, y de ese mimetismo que prolifera en muchos hoteles de Punta Cana y Puerto Plata; promover las puestas en escena de calidad estética, donde cada vez más valores auténticos de la música y las otras artes de República Dominicana puedan ser admirados por los turistas.
Hay que auspiciar la participación de las compañías nacionales con obras de calidad en eventos y festivales internacionales. Cada presentación de un artista dominicano en un escenario importante es una derrota para quienes tienen todavía una imagen, por otras causas, de que este es un país decadente.
Falta mucho, mucho, mucho por hacer en Cultura.
Muchas otras cosas puedo decirlas en persona, digo yo. Si es de interés.
¡Bienvenida ministra!
Y ojalá que el presidente, que tanto le quiere, se digne de darse una vuelta por el Ministerio de Cultura… y reunirse con una representación de los artistas.
¿Se me fue la mano?
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).