El público colmó el venue del campo de golf Cana Bay del Hard Rock Hotel & Casino Punta Cana, para recibir el Opus tour, en una producción local de SD Concerts.
Una convención de Induveca y el grupo SID, otra de Milex, y otra más, le aportaron un público garantizado más los que llegaron desde otros hoteles y regiones del país.
Una joven rusa en la segunda fila se quitó los zapatos y bailaba sus baladas y boleros con mucha sensualidad.
Había un calor infernal y un altísimo grado de humedad.
La banda de músicos compuesta por maestros de distintas nacionalidades se lució en sus capacidades de virtuosos, sobre todo en la percusión y la guitarra prima.
El montaje contó con un importante despliegue de luces inteligentes, pero sobre todo de un interesante diseño de imágenes, que iba de videos a partir de sobreposición de papeles de colores, hasta gráficos con figuras geométricas, dilución de colores, y animaciones a partir del propio video en procesador de efectos.
Todo inicio con un medley introductorio con fragmentos de algunas de las canciones que conforman la quilla del trasatlántico de su vida artística.
Cuando salió finalmente a escena, Marc Anthony dijo que Valió la pena. El público que ya estaba de pie desde los primeros acordes del medley de la banda de 16 integrantes, siguió parado hasta el final. Ahí vino la primera ovación, mientras sonaba el arreglo que realmente servía también para el final del concierto. Y la trompeta que hizo los acordes iniciales del himno nacional cubano: Al combate corred bayameses. No sé por qué razón.
El público si bien estuvo de pie y cantó, no fue aplaudidor ni demasiado bailador, aunque por momentos, a o largo del concierto pidió más energía.
Y hubo alguien, de Omar Alfanno, siguió el listado de canciones. El público siguió de pie. Cantando en gran coro y echando pasillos. Mando a bajar la orquesta para escuchar el coro del público. En el mambo del tema mucha presencia de la agresividad de la timba.
Tras dos temas un receso brevísimo y comenzó la guitarra. El bolero Hasta ayer decía «fui dueño de su alcoba y de su almohada la tuve beso a beso, piel con piel. Hasta ayer, hasta ayer…» También de Omar Alfanno. Después de la primera estrofa entra esa trompeta que originalmente fue grabada por Ite Jerez. Después del coro y entra el mambo con sabor a charanga por el pisicatto de violines que hacen los teclados, y una guitarra prima rockeada en diálogos maravillosos de esencias. ¡Qué gran arreglo!
«Buenas noches, cómo la están pasando. Me prometiste una fiesta, pero están… no sé!», se dijo Marc Anthony a manera de saludo. «Esta noche vamos a cantar de lo viejo, de lo nuevo. Y algún que otro invento por ahí», expresó.
Flor pálida, de Polo Montañez. Bien cantada. Hubo un solo de timbales. El coro: «Para que nunca se vaya». Muchas gracias, dijo a secas. El público a esas altura debió estar más arriba. Era lo que el artista pedía. Hubo otro pequeño receso donde se hizo oscuridad en la escena.
Volvió con otro de los éxitos del panameño Omar Alfanno: «Contra la corriente». Descarga desde el timbal y entonces le da paso a Marc en la batería. El set de percusión entero entra en un trance rítmico con las pailas, las congas, la güira y el cencerro, que es un tren fijo, siberiano. Hacia el final ralentizan el ritmo y luego lo llevan al tempo real para terminar.
De Juan Gabriel Abrázame muy fuerte, que si bien reafirma su calidad vocal y la clase de banda que tiene, no es un tema donde tenga que esforzarse demasiado en los agudos. Vuelve el guitarrista en un solo, antes de que entre un chelo digital desde el teclado. Se trata de un arreglo grandilocuente, como para orquesta sinfónica.
Empata un medley de baladas con el bien coreado Y cómo es él, de José Luis Perales. El arreglo incluye guitarras que se rockean por momentos.
Con Volando entre tus brazos, Marc Anthony es el mismo en las notas medias y graves pero ya le va faltando el aire para alcanzar o sostener las notas más agudas que antes hacía con tanta facilidad. Puede ser que haya sido un problema del intenso calor en el venue y la alta humedad. Pero la verdad es que cada vez le era más cuesta arriba llegarle. Se quitó la chaqueta que traía. Se quedó en el tshirt blanco que mostraba los centímetros de piel tatuada en ambos brazos.
De sus primeros temas rescató Palabras del alma en un medley de salsa. Te conozco bien, de Omar Alfanno.
El concierto entro en franco fin con Parecen viernes. Un tema nuevo con mucho enjundia de las que les ha producido ahora Sergio George.
Ahí dio por terminado el concierto. La gente gritó brevemente otra, pararon, luego hubo otro pedido. Era el falso final. La banda seguía en escena. Marc Anthony regresó y cantó Vivir mi vida. Apenas 11 canciones. Demasiado calor.
Los que hemos tenido la oportunidad de escuchar en varias ocasiones a Marc Anthony sabemos bien que algo sucedió esta noche de sábado de Punta Cana. Algo pasó para los que conocemos bien la capacidad del artista para las notas agudas sostenidas, sus buenos pulmones para aportarle aire, bien administrado, con la ayuda del diafragma, hasta las cuerdas vocales, que él como nadie sabe alargar según nos acostumbró, por varios segundos, en un alarde de pericia técnica interpretativa.
Recuerdo verlo muchas veces doblado hacia atrás, como una ele a la inversa, dando un do de pecho durante varios segundos, casi un Pavarotti.
Esta vez no ha sido así. Por el contrario, cantó mucho en ele hacia delante, le ha fallado un poco la resistencia que siempre le ha caracterizado. Con las 10 canciones cantadas, eludió aquellas donde tenía que hacer un esfuerzo físico mayor del que pudo regalar.
Este Marc Anthony sigue siendo grande, y ojalá sea algo pasajero relacionado quizás con la alta temperatura reinante en el lugar y la humedad -que todas esas cosas afectan a los artistas-, ojalá sea que la nueva novia le está robando energías que antes administraba mejor (Que los años pasan, Marc). Que los años pasan, pero el intérprete de Te conozco bien, y Tu amor me hace bien sigue siendo el rey de la salsa. Y tiene una banda bendecida.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).