Los artistas, léase del teatro, la danza, las artes visuales, y claro los escritores, siempre llevan las de perder. Siempre. Viven buceando en el fondo de la sociedad, aunque hay quienes creen que viven en una burbuja y que, por el contrario, se encuentran en el techo del edificio social.
A la hora de repartir los presupuestos, el sector cultural es el que menos recibe y se lo mandan desde Palacio, con un mensajero, como si fuesen niños. A buches pequeñitos. Respiren un poquito y enseguida les quitan el esnoquel. Las patas de rana son gratis.
Así ha ocurrido todos estos años, y éste se ha reducido más, debido a la pandemia. De hecho desde el 2016 en adelante se dieron protestas y huelgas de los actores, entre otras cosas por suspender el Festival Internacional de Teatro, otras veces pidiendo alza de salarios. Ahora la cosa comienza a moverse por las redes, pidiendo ayuda.
«Actores, productores, directores, técnicos, titiriteros, estatuas vivientes, vestuaristas, escenógrafos, escultores y muchos otros que también son artistas, no tienen nada. Se trata de lo desmesurado de esa ayuda frente a otros, la desigualdad entre las clases», protestó con sus razones Joyce Isaac Roy en Twitter, quien además de amante del arte, es productor, director y actor de teatro.
Parece que al Presidente le han jugado por tercera. Es verdad que los músicos han estado todo este tiempo sin recibir nada. Y el dinero que les han adjudicado para unas cuantas orquestas (no todas), parecería exagerado, sobre todo cuando se habla de 100 millones.
La realidad es que así no puede existir una política cultural coherente y firme, que ofrezca equilibrio y participación a todos. Desde su estrado el senador Franklin Romero, experimentado empresario artístico, ha exigido explicación de la distribución de los millones.
Waddys Jáquez, por su parte, ha emitido un grito contenido, de esos que salen de las entrañas.
Si desde Palacio se beneficia a los músicos populares, se le quita poder al Ministerio de Cultura. Cada acción que no sea debidamente coordinada con el Ministerio de Cultura que para algo se creó, le resta credibilidad y fortaleza. A veces da la impresión que un asesor tiene mucho más poder que un ministro. Y así no se hace política cultural. Se hace politiquería que es diferente. Así no se crece.
La realidad es que falta aún institucionalidad en el sector cultural y falta conciencia de la importancia de la clase artística y de los intelectuales para la sociedad. Los músicos populares claro que también merecen el apoyo. Pero no desmedidamente ni ellos solos.
Se hace urgente buscar soluciones para uno de los sectores más golpeados del país. El Ministerio de Cultura había diseñado unas cuantas actividades que iban a comenzar en estos días… pero una vez más se hace imposible debido a las nuevas medidas.
Un actor de teatro o un bailarín muchas veces gana menos que una trabajadora doméstica. Los que forman parte de los colectivos estatales tienen una suerte ligeramente mejor que los que son artistas independientes, los cuales dependen exclusivamente de lo que sean capaces de «inventar». Y en estos tiempos flacos en ayudas y en respaldos, en patrocinios y en anuncios, el arte sufre el desmadre más brutal imaginable.
La situación en el sector artístico no es mala… es peor. Imagínense un escritor que vive de vender sus libros. ¿De qué vive en estos momentos? ¿Un titiritero, una estatua viviente, un bailarín, una actriz, un escenógrafo, un luminotécnico, un sonidista, un coreógrafo?
¿Alguien se ha preguntado por la situación de primerísimos actores de nuestro teatro? Sé de algunos que están en estado casi de mendicidad.
¿Alguien tiene idea de cuánto cuesta prepararse a un bailarín o bailarina, cuya vida artística por demás es breve? ¿Un violinista clásico, una fagot, un timpani, un contrabajista, una arpista, un pianista, un píccolo, un corno, un oboista? ¿Cuántas horas de ensayo tiene sobre su espalda un actor o actriz, una bailarina o bailarín, un músico clásico? ¿Alguien ha preguntado por su alimentación, cómo debe ser?
¿Alguien sabe qué ha sido de los artistas visuales del país? Claro que siguen ahí, unos empecinados en dar cincel, otros en lograr la textura que persiguen a través de los óleos y los pinceles ¿Alguien compra en estos tiempos un cuadro, una escultura?
La ministra de Cultura lo sabe muy bien. Me consta. Pero no creo que en Palacio todos estén conscientes de esto. Ojalá. Ojalá el presidente Abinader visite Cultura y se reúna con los creadores y los artistas.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).