SD. República Dominicana tiene una gran cantidad de recursos valiosos dormidos que pueden ser de suma importancia para el reto de llegar a los 10 millones de turistas. La importancia del turismo de eventos es creciente. Actualmente representa un 20% de la industria del turismo en el mundo. República Dominicana tiene muchas posibilidades de desarrollar este tipo de turismo, toda vez que el país puede vanagloriarse de una fuerte cultura musical como productora de ritmos originales de amplio consumo en el mundo, por solo poner un ejemplo.
Nos hemos acostumbrado a que el destino República Dominicana es centrado en playa y sol. En estos momentos, los que de un modo u otro nos relacionamos con el turismo, sobre todo con las playas del país, sabemos lo necesario que es cambiar de percepción y crear nuevos paradigmas. No cuesta nada soñar con crear el paradigma de República Dominicana como destino turístico cultural.
¿Por qué no comenzar a pensar en la probabilidad de que el destino República Dominicana sea conocido en el mundo por su cultura musical?
¿Por qué no crear un “Plan de Promoción Internacional 2018-2020 de Turismo Cultural” donde tomen parte los tres ministerios: Turismo, Cultura y Relaciones Exteriores?
Imaginemos festivales internacionales del Merengue, o de la Bachata, o de la Música Urbana. Organizados con un año de antelación y con la seguridad por contrato de determinados artistas que sirvan de atractivo. Imaginemos que se firma un contrato de exclusividad con una línea aérea y con una agencia mayorista. Imaginemos que con el patrocinio de algunas empresas y el apoyo de los ministerios de Turismo y Cultura, podremos realizar buena publicidad internacional del evento en cuestión. Imaginemos que tanto la línea aérea como la agencia nos dan pax free para poder utilizar tanto en promoción como en determinadas estrellas invitadas al festival. Imaginemos que ese festival cuente con el potencial de traer en su primera edición a unos 300 turistas, en su tercera edición estaremos hablando ya de más de mil participantes.
Luis Medrano producía aquel memorable Festival del Merengue y el Mega Merengue, dos eventos que mantenían el género durante varios meses del año, y que en el caso del primero llegaba a tomar todo el malecón, desde el puerto hasta el antiguo kartódromo. El segundo se realizaba aquí y en Santiago. Ambos murieron por falta de respaldos de patrocinio. Pero en esencia eran eventos sobre los cuales solamente bastaba promoción internacional y compromisos de los sectores interesados.
¿Por qué no retomar aquel fabuloso Festival de Santo Domingo con ocho tarimas a lo largo del malecón, que produjo Luis Medrano cuando Santo Domingo fue Capital Iberoamericana de la Cultura, en tiempo en que José Rafael Lantigua era el ministro de Cultura?
Ese mismo esquema es el que ha hecho de los Carnavales de Barranquilla como un destino sumamente beneficioso para esa zona de Colombia, así como lo ha sido en Medellín el Festival de las Flores y el Festival Mundial de Poesía.
La cultura, y en particular la cultura musical son de especial interés para las grandes masas en los países emisores de turismo. Los organizadores del DR Jazz Festival -para mí lo de más calidad que ocurre en el país desde el punto de vista musical para el turismo-, demuestran año tras año su potencialidad. Solamente les falta amarrar la parte del turista extranjero, que venga especialmente al evento. Al turista nacional lo tienen, aunque puede crecer más, claro está.
En España, por ejemplo, la cultura atrae anualmente a 7,5 millones de turistas extranjeros. Según estimaciones de Turespaña, casi un 15% de los turistas extranjeros que visitan ese país afirma tener una motivación exclusivamente de tipo cultural e incluso el 60% señala tener algún tipo de interés cultural.
Según The Travel & Tourism Competitiveness Report 2011, del Foro Económico Mundial de ese año, República Dominicana, con datos del 2009 (hace ya casi una década), al analizar sus Recursos Culturales, ocupaba en el mundo el número 73 en cuanto a número de sitios de Herencia Cultural Mundial, a pesar de ser donde se inició el Nuevo Mundo; ocupaba el número 68 en cuanto a número de ferias y exhibiciones internacionales y el número 50 en cuanto a la exportación de industrias creativas.
Ese mismo año, en esas mismos renglones Colombia ocupaba en el mundo el número 24 en cuanto a número de sitios de Herencia Cultural Mundial; el número 38 en cuanto a número de ferias y exhibiciones internacionales; y el 44 en cuanto a la exportación de industrias creativas.
Sin embargo, República Dominicana estaba en esos indicadores muy por encima de otros países como Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala (que en lo único que nos superaba era en cantidad de sitios de Herencia Cultural Mundial. Cuba ni siquiera aparecía en la medición.
¿Qué quiere decir esto? Que el potencial de República Dominicana es grande. Solo cabría preguntarse cuán mal posicionada está en el mundo la oferta de República Dominicana como turismo cultural. Se hace pues necesario que el Ministerio de Cultura ponga en punto de creatividad sus energías, cree modelos que se puedan reproducir de manera inteligente, lleve datos científicos, se actualice en cuanto a técnicas de realización de eventos y su mercadeo, y conjuntamente con el Ministerio de Turismo, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Alcaldía de la capital, comenzamos a convertir República Dominicana en algo más que sol y playa. Para luego es tarde.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).
[…] Leer más: […]