Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo. Si los pronósticos sobre la industria musical de un analista respetado como Mark Mulligan -experto de la industria y autor de un blog referente para muchos-, son críticos, ¿qué puede quedar para un país como República Dominicana?
Las perspectivas de ingresos de la industria musical mundial disminuirán significativamente este año 2020, según Mulligan. Esto probablemente no debe ser un secreto para nadie. Tampoco que no solo ocurrirá en las presentaciones en vivo, sino en los demás aspectos de la industria musical.
La reinvención de la vida ha tocado casi todos los aspectos de nuestra existencia y a ciencia cierta se desconoce por qué tiempo más durará todo esto.
No obstante durante la etapa de encierro mundial, muchos artistas han realizado conciertos virtuales, incluso orquestas sinfónicas, otros han realizado colaboraciones con colegas de otros países, otros aún han creado música alegórica con lo que se ha vivido y han logrado convertirse en hits, y aún otros han comenzado desde hace algún tiempo ha comercializar presentaciones virtuales para pequeños aforos familiares o para eventos de determinadas marcas que han logrado reunir decenas de personas. Pero esas comercializaciones aún son limitadas, y la han hecho artistas como el puertorriqueño Manny Manuel, o los dominicanos Pavel Núñez y Manny Cruz, por poner dos ejemplos.
Teniendo en cuenta la realidad, él ha calculado que la afectación económica a la industria musical, que es parte esencial de las industrias naranjas, va a ser significativa este año, no solo por la ausencia o reducción drástica de los conciertos en vivo, sino por las afectaciones sufridas y que seguirán resintiendo otros sectores de la música.
Para el experto apenas estamos comenzando la fase de inicio de la recesión que ocurrirá post-cuarentena.
Algunas de las tendencias de nivel superior.
Con el fin de pronosticar el impacto recesivo en los ingresos de la música, el analista del blog MIDiA desglosó todas las subindustrias de la música (grabadas, editoriales, en vivo, mercadeo, patrocinio) y todas las subcategorías relevantes (transmisión, sincronización, etc.), y luego las dividió en los trimestres financieros del año. Luego modeló el impacto del encierro, las medidas de distanciamiento social a más largo plazo y la recesión en cada uno de estos trimestres. Los totales de la suma son lo que ves en la tabla de abajo. En todos los casos, la disminución de los ingresos vivos en el segundo trimestre y la posterior recuperación lenta en el resto de 2020 representan la mayor parte de la disminución.
Los pronósticos de afectaciones medias sufrirán una disminución del 30% en los ingresos de 2019 con los siguientes cambios a nivel de sector:
Música grabada (valores minoristas) + 2.5%
Publishing -3.6%
Presentaciones en Vivo -75%
Merchandising -54%
Patrocinio – 30%
Las proyecciones para cada sector
Según Mark Muligan las proyecciones son las siguientes:
Música grabada: la transmisión de música se verá mucho menos afectada por la recesión que otros sectores. Pero bajo ninguna circunstancia es inmune, y el anuncio apoyado en particular es cualquier cosa menos «resistente». Cuando la recesión muerda, los consumidores reducirán el gasto discrecional, incluidas las suscripciones. Esperamos que el aumento en la rotación de suscriptores de música existente sea relativamente modesto, pero el crecimiento de nuevos suscriptores se desacelerará en los mercados más afectados por una recesión. Desafortunadamente, los millennials, el corazón de la transmisión, son los más vulnerables a los recortes de empleos. El anuncio admitido tendrá dificultades de cualquier forma que lo mire. Spotify estaba luchando para que el soporte publicitario funcionara incluso antes de la recesión, mientras que Alphabet estaba viendo un debilitamiento del negocio publicitario de Google incluso el año pasado. Pero son las otras partes de los negocios de las etiquetas las que el cierre ha dañado más hasta ahora: las ventas físicas debido al cierre de tiendas; sincronización debido a la interrupción en la producción de TV y cine; desempeño debido al cierre de tiendas y restaurantes. Los ingresos del segundo trimestre podrían promediar entre -2% y + 1.5% más que el primer trimestre. Si la recesión se profundiza significativamente en la segunda mitad de 2020, el efecto combinado de un mayor desempleo y un menor gasto del consumidor podría dar lugar a un peor escenario de crecimiento anual de -4.0% para la música grabada. Si la economía se recupera en 2021, los ingresos de música grabada también volverán a crecer.
Publishing: El llamado publishing de la música ha sido una fuente constante de ingresos durante tanto tiempo y, como consecuencia, ha disfrutado de una afluencia de inversiones en los últimos años. Sin embargo, 2020 parece ser un año de disminución de ingresos. Ya en el 2019 hubo un descenso de -3.6%. Las claves de esto son: sincronizaciones reducidas debido a la interrupción de las filmaciones; regalías de rendimiento reducidas debido a a) disminución de la música en vivo; b) declives de radio comercial; c) cierres comerciales y de ocio. Los mecanismos físicos, aunque pequeños, se verán afectados por el cierre de tiendas. Si la economía se recupera en 2021, los ingresos de la publicación de música también volverán a crecer, a pesar de que los ingresos por presentaciones verán una transformación a largo plazo debido a los cambios en los estilos de vida, producto de la pandemia. Más trabajo en el hogar significa menos desplazamientos (menos radio) y menos tiempo en los centros urbanos (menos comercio minorista y ocio), lo que afecta los ingresos de las editoriales. Si la economía se recupera en 2021, los ingresos por publicación también volverán a crecer.
Presentaciones En vivo: incluso si se pudiesen organizar eventos en vivo en el tercer trimestre de este año, Mulligan es de la opinión de que la reducción de las capacidades de los venues y el hecho de que algunos lugares no podrán operar en lo absoluto, significará que el crecimiento de los ingresos en vivo experimentarán un retroceso lento, un proceso que se extenderá hasta el año 2022 y que solo será parcialmente compensado por el crecimiento (muy necesario) en los ingresos de eventos virtuales.
Merchandising: Aunque se ha dado el caso de algunos ejemplos de éxito de merchandising durante la época de la cuarentena, las ventas de merchandising a menudo están estrechamente relacionadas con la vida. Una vez que termine la pandemia, el ciclo natural de las ventas de merchandising seguirá interrumpido por la lenta recuperación de los conciertos en vivo.
Patrocinios: el patrocinio de artistas se verá afectado por las marcas que reducen sus presupuestos de marketing a medida que se contrae la economía publicitaria.
En República Dominicana
Aunque estos cálculos y vaticinios realizados por Mark Mulligan se refieren en general a la industria a nivel mundial, habría que especificar que en República Dominicana los índices de depresión podrían ser aún mayores, ya que lo ocurrido este año no ha hecho más que profundizar algo que venía sucediendo al menos en los últimos cuatro o cinco años, donde algunos de los rubros de la industria de la música venían descendiendo de manera obvia.
Música grabada: El público dominicano que dejó de comprar discos (Musicalia, la última casa que vendía discos dejó de existir hace unos tres años), tampoco se ha convertido en un comprador de música por streaming. Si bien la piratería se ha reducido del manera ostensible con la retirada del CD y el DVD y los necesarios aparatos reproductores, no es menos cierto que la mayor cantidad de música que se consume (dicho sea, el género urbano) es a través de la radio de los automóviles (gracias sobre todo a los tapones) y en los celulares, más que nada a través de Youtube o por las redes sociales, para las cuales no hay que pagar. Es decir, la reducción de ingresos por música grabada es brutalmente significativa y mayor que en países desarrollados. Es cierto que la grieta no ha sido mayor gracias a la sincronización de la música a través de la industria cinematográfica dominicana, que sí ha tenido un notable despegue en los últimos años, llegando a aportar el año pasado entre un 2.8% y un 3% del PIB.
Publishing: La recaudación editorial en el país no es significativa, ya que no existen editoriales de relevancia. Los artistas significativos del merengue y la bachata están firmados con editoriales extranjeras. La mayoría de los exponentes urbanos desconocen acerca de la importancia del derecho fonomecánico, viven de los pagos de YouTube y Spotifive que son irrisorios. Cuando en realidad el tema de la propiedad intelectual es bastante desconocida y tiene que ser administrada por una o varias editoriales. Las recaudaciones a través de Sgacedom -pero la Sgacedom no es una editorial, sino una sociedad de gestión de derechos- han crecido, gracias a una mayor comprensión en la población, empresarios y propietarios de negocios, acerca del derecho de autor. Esto también se ha visto afectado en la cuarentena con la ausencia de conciertos, festejos, y presentaciones en vivo en distintos tipos de aforos, a la vez que han cerrado los hoteles, las playas, los salones de peluquería, las tiendas, los bares y restaurantes, los Mall y las discotecas.
Presentaciones en vivo: Esta es la parte de la industria que mejores resultados exhibe, tanto desde el punto de vista de artistas nacionales como internacionales que vienen con sus giras al país. Esto, a pesar de que desde hace unos tres a cuatro años, la política de sponsors se ha reducido a grados demasiado reducidos. En el 2019 unos 70 artistas internacionales se presentaron en vivo en República Dominicana. Para los artistas de patio, sobre todo los merengueros, se vieron reducidas las posibilidades de presentaciones, debido a la drástica reducción de patrocinios en las fiestas patronales y otros tipos de festejos, siendo en ocasiones desplazados por exponentes urbanos, no obstante siguieron siendo parte de la tradición fiestera dominicana. La música urbana vio reducida también en parte sus presentaciones en vivo, debido al cierre de cuatro famosas discotecas donde se presentaban usualmente debido a delitos cometidos por el dueño de las mismas. Estos y otros problemas hicieron que el crecimiento que venía experimentando este rubro en años anteriores, con la aparición de nuevos venues como el Anfiteatro de Puerto Plata, descendiera al menos en 1%.
Merchandising: No aplica.
Patrocinios: El patrocinio que se vio afectado desde hace casi un quinquenio, debido a la falta de competencia entre las empresas licoreras, lo que también influyó en las empresas telefónicas y otras de tradición patrocinadora, haciendo que cayera probablemente en un 60%. Las perspectivas en este punto son nada halagüeñas. Debido a la crisis en el período de la post pandemia, el monto de patrocinios para las presentaciones en vivo, podría caer un 20% más todavía.
De modo que tal y como se venía dibujando en el devenir, la industria musical dominicana ha sufrido profundas depresiones y se encuentra ahora mismo en uno de sus peores momentos de la historia en República Dominicana, a pesar de que las giras internacionales siguieron robusteciendo la imagen de país como un mercado de presentaciones en vivo. El futuro se muestra turbio, por no decir oscuro, y todo dependerá de la necesaria capacidad de reinvención no solo de los artistas (que tendrán que bajar tarifas) y de los empresarios (que ganaran menos que antes), sino también del público que tendrá que acostumbrarse a nuevos protocolos para poder asistir a un concierto en vivo.
Hay que destacar que uno de los rubros de las industrias naranja que más podría aportar al PIB es la industria musical dominicana, pero si no se reorganiza y se institucionaliza, seguirá siendo una magnifica cantidad de dinero que se pierde.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).