Hay dos manifestaciones humanas que están en proceso de desaparecer, gracias a una pandemia más terrible que la del coronavirus, la ignorancia, estas son: la Poesía, como género literario y el Periodismo.
La ignorancia hace presa de ambas.
Este tercer día de 2021 ha entregado bien temprano, a través de las redes, una de las muestras más fehacientes de lo que algunos llaman rimbombantemente «Nuevo Periodismo». Ha sido realmente un mensaje que parecería llegado en una máquina del tiempo de lo que será esto que algunos llamamos pasión.
Lo peor de todo ha sido que medios tradicionales que han corrido a incluir en sus redacciones a «nuevos periodistas», no los han preparado (probablemente no puedan) para asumir esta profesión, de manera que la dignifiquen. Los han acogido en las redacciones como si trajeran consigo el Santo Grial de la inmediatez, la capacidad de comunicación para sus coetáneos, a quienes la ignorancia no les permite «leer» (¿o más bien escuchar?) una nota no más de cinco segundos.
Les pagan eso sí con la tercera o cuarta parte de lo que debieran pagarles en realidad. Su arma de reglamento es el celular.
El periodismo existe en la humanidad desde aquel humanoide que plasmó sus manos ensangrentadas en la pared de la cueva, tratando de comunicar algo. ¿O acaso no es periodismo esa magnífica crónica de los bisontes, los caballos y los ciervos en la cueva de Altamira? Que el arte rupestre y el periodismo primitivo son una misma cosa.
Es cierto que el periodismo tal y como lo conocemos hoy tiene poco menos de medio milenio. En las primeras dinastías chinas y en el Imperio Romano existían personas que se dedicaban a mantener informados -«al día»- a los ciudadanos que iban a consultarles.
Si bien el papel existía desde el año 105, y en 1404 inventan la imprenta, en 1596 ocurre la primera impresión de gacetas de información, con la «Mercurius Gallobelgicus» en Colonia, Alemania, que narraba en latín los últimos días del Imperio romano. Pero el primer periódico impreso conocido del mundo fue el “Strassburger Relation”, que se empezó a publicar en Estrasburgo a inicios del 1605; y ni siquiera entonces la redacción era tan bizarra y torpe como hoy. Hay «nuevos periodistas» que tienen ortografía de «güachimán» y la misma actitud periodística de la más chismosa del barrio, ante la cual palidecería la mismísima Doctora Polo.
Si hay dos elementos que hacen daño al periodismo «nuevo» son: la falta de cultura (porque no se han leído ni un Paquito y por tanto no pueden tener buena ortografía) por una parte, y por otra la terrible inmediatez impuesta desde arriba, donde no da tiempo a contrastar la noticia. Ambos elementos son cepas diferentes del coronavirus que azota al periodismo. Por eso está muriendo.
Para muestra, un botón. Si bien este primer lunes del 2022 el Grupo Corripio ha dado a conocer importantes cambios en su estructura, en las redes la noticia es ésta ‘posteada’ por Telenoticias RD «Repotan un asidente de tránsitos en la Autopista Durante».
¡Pobre don Pepín!
Saque Ud. sus propias conclusiones.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).