SD. Esta película producida por José R. «Pascal» Alama, productor general de Bou Group y dirigido por David Maler, en su debut en el arte de hacer reír en pantalla grande, es el descansillo de una escalinata por la cual han ido subiendo escalón tras escalón varias comedias dignas de la industria cinematográfica dominicana, comenzando por Sanky Panky y terminando en Tubérculo Gourmet y Tubérculo Presidente, entre otras.

Con Todas las mujeres son iguales también se acaba de romper la maldición de comedias anti-cinematográficas, hechas para televisión con sketch televisivos y chistes romos que parecen salidos de cabarets de mala muerte, que tanto daño le han hecho… y le siguen haciendo, a la Ley de Cine.

Todas las mujeres son iguales es una comedia que no desdeña del público, sino que lo convierte en su cómplice, y que al terminar la noche de su estreno, en el Caribbean Cinemas del Downtown Center, fue ovacionada por quienes colmaron la sala más grande de esa instalación.

El filme, que contó con el respaldo de la Cervecería Nacional Dominicana, Orange Dominicana, La Sirena, Grupo Rizek, entre otros, es irreverente y cándida, que introduce los sucesos humorísticos como un reloj, cada tantas escenas, como está estipulado en el género.

Nashla, Cheddy y Lía están excelentes en sus roles, pero el envolvente profesionalismo de Iris Peynado es suficiente para robarse la pantalla. Si bien Perozo y Kenny están excelentes en sus respectivos papeles, quien se roba el show es Yasser Michelén, con ese gay reprimido que va a casarse con su novia, hasta que…

 

El crew y el cast junto a Zumaya Cordero directora general de caribbean Cinemas y a Robert Carrady presidente del grupo Caribbean Cinemas

Limpieza y diversión

«El cine es un fenómeno idealista», escribió André Bazin en ¿Qué es el cine? Ediciones Rialp, Madird, 1990, pp.33).

«La idea que los hombres se habían hecho existía ya totalmente definida en su cerebro, como en el cielo platónico; y lo que nos sorprende es más la tenaz resistencia de la materia ante la idea, que las sugerencias de la técnica en la imaginación del creador».

De ese modo, cabe afirmar que lo mejor del cine quizás sea que nos mantiene viva la capacidad de asombro. Todas las mujeres son iguales, es no solamente divertidísima, sino también que blasona de una factura de confección con una limpieza pocas veces vista por estos lares.

Y justamente esa limpieza en la fotografía de Juan Carlos Gómez, incluyendo cenitales de oro, y la edición de José Delio Ares, hablan de una planificación como debe ser -eso de hacer filmes como salchichas en tres meses, nada bueno puede entregar- donde hasta las apariciones de Melymel, Vakeró, Alina Vargas y otros son aplaudidas. Así como los secundarios bien equilibrados de Axel Mansilla y Ettore D’Alessandro.

Me fascina la dulce irreverencia de esta película que recuerda en cuanto a intención y factura, filmes como Ocho apellidos vascos.

Esta película dominicana es local y universal, y estoy seguro que puede verse lo mismo en Francia que en Mongolia o en Argentina. Películas como esta confirman la validez de la Ley de Cine. Y si no va público a verla, hay que refundar cine, público y comedia.

 

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