SD. Por amor, de Rafael Solano, es mas allá de una canción de amor, una canción social. Un canto para aliviar penas y restañar heridas, una lanzadera de flores al camino de los soldados que vuelven de la guerra, un himno a la paz, a la decencia, a la amistad, al mas humano de los sentimientos: el amor.
Es por eso que 18 mil 250 días después sigue vigente, vertical, libérrima, como una bandera.
Pocas canciones como esta, siendo una canción de amor -insisto- se convierten en definición de una nación. En ella están la voz de los humildes y de los agraciados, la proverbial hospitalidad del dominicano y la sencillez de su gente, la laboriosidad de los dominicanos y la belleza de las dominicanas. El amor a Dios, los elementos mas esenciales que conforman la patria quisqueyana, y la entrega total como una definición de patriotismo.
Hay que apuntar, que Por amor corresponde, cien por ciento con lo que se pudiera llamar el estilo Solano, si hacemos un estudio minucioso de la estilística y la morfología de la canción, comparándola con el resto de la obra de su compositor. Plácido Domingo, Marco Antonio Muñiz, Lucho Gatica, Gloria Estefan, Jon Secada, Vicky Carr, entre otros, han sido algunos de sus grandes intérpretes internacionales y la han impulsado más allá de las playas dominicanas.
Existe un drama subterráneo que recorre esta canción. Algo secreto, profundo y son esas «cruces» impuestas por «el sufrimiento», ahí uno de los puntos del misterio de su persistencia en el ideario y la memoria, no solo de los dominicanos sino de tantos que la han susurrado y la han hecho suya en Úbeda o Ibagué, en Camaguey o Iquitos, en Barquisimeto o Texas, en Rosario o Morelia.
Ese drama, puestos a reflexionar, podría ser una referencia al trujillismo que se acababa de vivir en el país. O algo más. Sabrán Dios y su compositor.
«Por ti lo que fuera mi suerte / se cambió por amor» es la feliz solución de ese drama.
Si hay una canción de la cual sentirse orgullosos, es «Por amor».
No a todos los autores de temas famosos les ha sido dado celebrar el medio siglo de su obra. Don Rafael Solano es un hombre dichoso. Pero también lo es su extraordinario intérprete original: Don Niní Cáffaro. Ambos son dos hombres jóvenes, que han llegado a su tercera juventud como quien acaba de cumplir 50 años. Y así es, los dos renacen cada vez que se interpreta esta canción extraordinaria. Y ese sí es el verdadero secreto de la lozanía de los dos amigos unidos para siempre por esta canción.
En el jugo que asciende de la tierra a las ramas de los árboles majestuosos en Jarabacoa, en la luz que revienta en los amaneceres de Bahía las Águilas, en la frescas nubes que arropan el Cristo de la loma de Puerto Plata y en la suave marea de la playa en galeras de Samaná viven, y seguirán viviendo, cada una de las letras que componen la canción dominicana por excelencia, y en el ritmo de la respiración de esta nación bendecida, la melodía dichosa de una canción que forma parte de lo mejor de la música creada en el Nuevo Mundo.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).