SD. Lo valioso de El Test no es el dilema, sino el tremendo volcán que pone a bullir. El dilema de los cien mil ahora o el millón en 10 años, es apenas la llave que abre las compuertas de esa represa de actitudes, embrollos, encontronazos, alternativas y traiciones que desencadena como una avalancha.
Jordi Vallejo es un joven catalán, básicamente guionista de cine y televisión, que estudió guiones en la Escuela Superior de Cines y Audiovisuales de Cataluña y ha trabajado en varias productoras de series de televisión y en largometrajes como Reír y llorar y El pacto. Debutó en el teatro en 2015, en la sala Muntaner de Barcelona, con El Test, texto ganador del premio Fray Luis de León de Castilla-León.
La comedia, que sigue este domingo a las 6:30 de la tarde en su última función en la Sala Máximo Avilés Blonda del Palacio de Bellas Artes, está estructurada sobre los diálogos de cuatro personajes que poco a poco se van desenmascarando unos a otros, hasta dar al tiesto con el amor, la amistad, la admiración, los principios y la moral, todo, por el cabrón dinero.
El perfil de los personajes de El Test nos parecen conocidos, claro, nos son demasiado familiares, porque habitan de cierta manera en nosotros mismos o en personas cercanas a nosotros.
Las dos mujeres encarnan prototipos fuertes, empoderados, quizás dos de los más relevantes hoy día. Por una parte la Paula, que hace Nashla Bogaert, una líder social desde una ONG de solidaridad con África, de un estilo de vida amigable con el medio ambiente, comprometida con causas de justicia social. Por otra Berta, la psicóloga que encarna Karina Larrauri, profesora de una especialidad con voluntad de ayudar en los conflictos del ser humano.
Entre esos dos polos se mueven el Héctor de Pepe Sierra, un emprendedor sin éxito, agobiado por la oposición del suegro, las necesidades cotidianas, las deudas y el sentido rígido, se diría ortopédico, de la vida de su mujer; y por otro el Toni de José Guillermo Cortines, un millonario buena gente, pero cínico, trapalero y de finos gustos que puede darse.
Me gusta el recurso sonoro que usan para pequeñas transiciones, aunque la música inicial, de procedencia árabe, incluso la que está pasando antes que se comience el espectáculo teatral, descontextualizan la obra y la desvirtúan en todos los sentidos y quizás dan a entender lo que no es. El diseño de luces es efectivo y la escenografía impecable.
Pepe Sierra está soberbio en ese personaje que va del azafrán al lirio, con un pragmatismo, y hasta oportunismo brutal, que confirman su maestría dentro de los actores de su generación. Nashla Bogaert completa el pas de deux con un muy creíble personaje, capaz de ofrecer en gestos y miradas las dudas y presiones a las que es sometida. Karina Larrauri está convincente en su papel, intensa en la escena en que encara a Héctor encaramada en la mesa y José Guillermo Cortines regala un millonario orgánico, creíble, equilibrado en todo momento.
Aplausos a María Castillo, directora de esta comedia que brinda la posibilidad de reflexionar y a Producciones Raúl Méndez por sus 29 años. El Test, sin dudas es una de las puestas en escena a tener en cuenta en el Soberano del año próximo.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).