El regalo final del DR Jazz Festival de Cap Cana fue la presentación para el cierre de José Alberto El Canario, sobre todo después que pasara el huracán musical de Chucho Valdés con Jazz Batá 2.
Muchas veces he gozado de la música en vivo de El Canario. La primera vez fue en un hotel de El Condado, en Puerto Rico, mientras escribía mi libro Andy Montañez: el ser humano y el artista. Entonces me impresionó su capacidad para imitar la flauta y su estilo limpio, elegante, divertido y seguro.
Ahora me impresionó, 20 años después, por la madurez plena de un artista consumado, que conoce los públicos, y el público de El Establo en Cap Cana era exigente y conocedor. Y por la variedad de sonidos que es capaz de proponer en un concierto, incluso de manera improvisada, lo cual lo convierte quizás en el salsero dominicano más cercano a las esencias del jazz, y el de repertorio más abarcador. Sabe dirigir la orquesta, llevar las riendas en la escena de lo que debe hacer cada músico y lo que él le pide en cada instante.
José Alberto El Canario es merecedor del Gran Soberano. Así de simple. Su presencia en los escenarios del mundo y su gran camino recorrido (y lo que falta) le hacen merecedor del más alto galardón de Acroarte.
Los años que anduvo cerca de Celia Cruz fue una esponja que absorbió disciplina de trabajo, responsabilidad, seriedad, respeto por el público, pero también conocimiento ancestral de la música cubana, y hasta algunas señas necesarias para hacer lo que ayer fue capaz de hacer en tarima.
El Canario sabía que la noche del sábado era importante y cerrar detrás de Chucho era un acicate. Se armó su orquesta con Josean Jacobo, uno de los mejores músicos dominicanos jóvenes, en el piano y la dirección. Buscó a Ite Jerez para la 1ra trompeta. Hoy escuché a alguien decir en una emisora que el mejor trompetista dominicano de todos los tiempos ha sido Cecilio Comprés. Como nunca lo escuché no podría opinar, pero de ser cierto, le seguiría probablemente Ite Jerez, cuyo nombre real es José Eurípides Jerez, quien llegó a Nueva York de la mano de Joseito Mateo en 1968 y luego tocó con Ray Barreto, y viajó el mundo con Tito Puente, Johnny Pacheco y Celia Cruz. Grabó completo el disco Contra la corriente, de Marc Anthony, donde sobresale su maravilloso solo en No me conoces. Pero también tocó o grabó con Charlie Palmieri, Eddie Palmieri, el Conjunto Clásico, José José, Daniel Santos, Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, New York Brass Quartet, Grover Washington, Lionel Hampton, Vitín Avilés, Orquesta Cubanísimo, Count Basie Orchestra y Sarita Montiel, entre muchos otros.
También se buscó al timbalero Miguel Montás, más eficiente y seguro que un metrónomo. Así como al conguero Harriton que es quien le dirige la banda, y a Otoniel el bongosero. Como si fuera poco se trajo desde Cuba a Fernando Dewar, trecero y director del Septeto Santiaguino con el que ha ganado en el 2015 el Grammy Latino al Mejor Álbum Tropical Tradicional, por el álbum Tributo a Los Compadres.
El Canario arrancó con Ha llegado la hora que propició ir calentando los motores para regalar un medley que incluyó Fotos y recuerdos, que une con Te vas a vivir conmigo y Desesperado
Luego narró la historia del primer éxito que grabó con RM Récord, que definitivamente lo pegó Sueño contigo, un tema en el cual demostró sus dotes de improvisador, convirtiendo el ritmo de salsa en bebop hasta llevarlo a swing, ocasión en la que incluso bailó.
El Canario salió de escena y la orquesta hizo Cuban Fantasy y el merengue Spain de Chick Corea, donde un solo Ite Jerez, sirvió de cortina para viajar al son, porque cuando regresó José Alberto subió también a Dewar con su tres, con el que hizo un cambio por las veredas de lo más tradicional cubano, comenzando con el tema Rita la Caimana, de Lorenzo Hierrezuelo, se metió por las calles estrechas de Bayamo. Aquí hizo gala también de su sentido de la improvisación con el silbido en forma de flauta, algo que también era característico en el autor de la canción y parte principal del dúo Los Compadres.
Quiquiribú mandinga, cuyo título real es Bilongo, del compositor Guillermo Rodríguez Fiffe, fue otro de los temas hechos con sangre rítmica del oriente cubano.
José Alberto agradeció a Johnny Ventura, presente en primera fila junto a su esposa Fifa y sus hijos, que le produjera el primer disco.
En Chanchán, de Compay Segundo, Dewar regaló un magnífico solo de tres.
Luego otro de los temas mejor logrados de su junte con el Septeto Santiaguero, Amor silvestre, de Reynaldo Hierrezuelo.
La improvisación es un elemento fuerte en el arte de El Canario. 45 años no son poca cosa y sabe ir de la flauta que silba hasta poner a los coros improvisar, a dialogar metales y percusión. Provoca grandes aplausos cuando da a conocer que está nuevamente nominado a los Grammy Latino por su nuevo disco.
Vuelve entonces a la salsa con un tema nuevo de Jorge Luis Piloto: La Noche pinta bien.
Continúa con La paella, donde improvisa una vez más con su instrumento, el silbo en forma de flauta y arranca aplausos cuando improvisa con Dile a Catalina, un tema de Arsenio Rodríguez que en realidad se titula Como traigo la yuca. El concierto ha ido en un creciendo sostenido.
Los. bailadores y los coros desde el público estuvieron de manera permanente. Al final, los jóvenes voluntarios del DR Jazz Festival sacaron a bailar a Johnny Ventura y a Huchi Lora, entre otros.
Así que el cierre sería por todo lo alto con Bailemos otra vez, un clásico de su repertorio, compuesto por Maria Enriqueta Ramos y Rafael Pérez Botija García. «Que paren el reloj, que suban esa música, que bajen esa luz, que quiero bailar contigo», y la gente fue saliendo conscientes de que habían asistido a una noche memorable. tanto que ya es oficial, el DR Jazz Festival regresa en la última semana de agosto del 2020 a El Establo de Cap Cana.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).