"A las 5:00 de labtarde mi mamá me recogía de la calle y me decía, a cantar" (Captura de pantalla documental Pablo Milanés)

Acabo de ver el documental Pablo Milanés (2017), del director Juan Pin Vilar, quien estuvo varios años encontrándose con el hombre que le dio la mejor voz y la definición a la nueva trova cubana como género, para entregar una hora llena de lo más esencial cubano, que cuenta a través de la historia de Pablo, la personalidad -ya desdibujada- de La Habana, y el corazón de un país marcado con el sello de agua del dolor de la sobrevivencia.

El documental ha sido poco visto, desconozco si ha estado en algún festival de cine. El director lo dejó abierto hasta este viernes durante tres días en Vimeo, como gesto para la gente que está en sus casas en cuarentena.

Pablo Milanés en una foto con su mamá (Captura de pantalla, documental Pablo Milanés)

Se trata de una hora de buceo en las profundidades de un hombre que ha sufrido en carne propia lo que significa la valentía de tener opinión propia, en un país que diseñaron para la unanimidad, el coro hablado y el aplauso adulador.

Pablo aborda alguna de sus primeras canciones (Captura de pantalla)

El documental viaja por los trillos remotos de la música tradicional y por los caminos reales de la música de vanguardia en los 60; por las savias que suben de las raíces más profundas de la cultura cubana. Se detiene en aquellos primeros tiempos del azoro, del deslumbramiento, de la fascinación por una Revolución que decía que dignificaría al ser humano y repartiría las riquezas del país a partes iguales.

Pablo, la gran voz de la nieva trova cubana, y padre del género (Captura de pantalla)

Pudiera decirse que se trata de la primera parte de una obra mayor que tendrá que asumir otros momentos relevantes de la vida del cantautor, porque todo el audiovisual se sintetiza en dos momentos importantes de la vida de Pablo: su evolución hasta crear esa joya que define el género que es Mis 22 años; y la denuncia de lo que significaron los campos de concentración aquellos adonde fueron llevados homosexuales, religiosos, disidentes o personas que no trabajaban.

Pablo fue uno de los jóvenes enviados de manera forzada y tramposa a aquellos campos de concentración que llevaban el tierno nombre de Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) y por las cuales nunca nadie se ha hecho el mea culpa necesario.

El ser humano sale a flote no solo en sus canciones sino en la narración de este documental (Captura de pantalla)

El documental entrega detalles interesantes de uno y otro momentos, se acerca a puntos de vista de amigos de Pablo desde los años 60, se exponen anécdotas, impresiones, y sobre todo buen pietaje de época, fotos y algún video de un Pablo jovencísimo y delgado, dispuesto a comerse el mundo a dentelladas a golpe de música. Con la ingenuidad del artista real, pero también con su valentía.

Entre aquel Pablo que le dice a Aida Diestro «Gorda, acabo de hacer una canción nueva», -que cuenta Miriam Ramos- al Pablo que al final dice «cuando te conviertes en un sabio de tí mismo, ya eres más escéptico; no cambias nada, simplemente sobrevives y haces lo que sabes hacer», hay un abismo. Un abismo estremecedor de toda una vida.

Pablo fue una estrella naciente de La Corte Suprema del Arte (Captura de pantalla)

Espero la próxima parte. Pablo Milanés 2.

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