MIAMI. Treinta años después de la primera adaptación de la exitosa novela de Stephen King, «Pet Sematary», los directores Kevin Kölsch y Dennis Widmyer traen una nueva versión cinematográfica. Es probable que el dúo sea desconocido para la mayoría, pero sus trabajos anteriores consisten en sólo dos películas de terror bastante regulares y una adaptación a la televisión de la pelicula «Scream». El propio King estaba entusiasmado con el resultado después del primer visionaje, sea lo que sea que eso signifique. Después de todo, por mucho que me guste el maestro de la literatura de terror, últimamente dice que sí a casi toda propuesta. Esta vez, sin embargo, su evaluación resulto correcta. Aunque Cementerio Maldito no es lo mejor del género, es una película sólida y capaz de estimular al espectador a pensar.
La película de Kölsch y Widmyer no funciona como lo hacen las grandes historias de horror, sino que ellos juegan con la atmósfera y algunos trucos mentales para darle efectividad. Un enfoque que es esencial para que la historia funcione en forma de película es hacer que el público se adentre en una historia conocida y no vaya con los prejuicios de la primera. En consecuencia, Cementerio Maldito se puede dividir en tres partes: la primera es principalmente sobre el tema de la inevitable muerte, la segunda de como lidiamos con ella, y la tercera son las herramientas que utilizamos para superar dicho dolor.
La atmósfera se siente espesa, y es principalmente gracias a la estructura que alberga el cementerio. Algo que se suma y apoya este sentimiento son las historias de la madre. Los crueles traumas de su infancia contados en flashbacks, hacen que el espectador sea parte de ellos. Estos fondos ayudan a la película a acumular algo de suspenso antes del final y mostrar uno que otro momento de miedo. En el último tercio, es cuando el verdadero horror se hace presente, pero sigue siendo en gran parte sutil.
Especialmente la actuación de Jason Clarke, que interpreta al padre de la familia, garantiza que seamos empáticos en su situación y posteriores decisiones. Clarke actúa de una manera aterradoramente realista.
A pesar de la estructura bien construida y la atmósfera relativamente densa, el trabajo de Kölsch y Widmyer también tiene que lidiar con algunas debilidades. Para los fanáticos del género, debería ser un problema que el «cementerio de animales» sea más una película de suspenso que una verdadera tira de terror. Ambos elementos están presentes, pero el primero es mucho más elaborado.
Por otro lado, la película sufre de algunos momentos vacíos, que a veces pueden conducir al aburrimiento. Aquí hay un viejo problema con las adaptaciones de Stephen King, y la constante dificultad de traducir sus obras al formato cinematográfico. Lo que funciona en palabras no siempre es un éxito en pantalla, por así decirlo. El dúo de directores hace todo lo posible para capturar la densidad del libro, pero no siempre resulta efectivo.
La musicalización de Christopher Young (Sinister, The Grudge) ayuda a aumentar la tensión. Aunque los momentos que asustan parecen algo predecibles, en algunas escenas sugieren que deberíamos tener miedo, cuando no es así. Incluso, se siente desperdiciado el mal uso de la tensión creada por el paso a toda velocidad de los camiones. Sospechamos una calamidad inminente, especialmente cuando conocemos la novela o la primera película, y aquí es donde radica la falta de efectividad en muchas secuencias. En realidad, todo se mueve en un nivel decente, incluida la temática del trauma infantil de la madre.
La versión moderna del Cementerio Maldito difiere en muchos aspectos de la primera adaptación cinematográfica y, según su naturaleza, también del libro original. Si bien el resultado no es realmente una película de terror que traumatizará a su audiencia, es un thriller de terror atmosférico que se apoya en sus actores y en su diseño de producción. Hay diferencias sutiles que podrían crear discusiones sobre la comparación de las dos versiones. El hecho de que ambas versiones sean diferentes aun contando la misma historia, alegraría un debate en favor de la efectividad de la narrativa y las herramientas utilizadas. Esta nueva película se apoya en un mayor presupuesto y mejor engranaje, pero no descalifica a la terrorífica primera y la razón por la que estamos presenciando esta nueva.
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