Crecí viendo Toy Story. En realidad ya tenía trece años cuando salió la primera aventura de Woody y Buzz, y me aprendí cada línea de aquella maravillosa película. He estado enamorado de la fantasía del mundo creado por Pixar, no solo de su campo gráfico, sino también del relato.
En cada película de Toy Story nacen nuevos y encantadores personajes, que logran brillo propio y son fundamentales en las historias propuestas. A causa de este patrón y su alta calidad de realización, constante en todos los filmes anteriores, muchos fans mostraron preocupación con Toy Story 4 la cual fue infundada, pues Pixar nos entregó otra maravillosa película.
Siguiendo los acontecimientos de Toy Story 3, Bonnie está a punto de comenzar Kindergarten, y en su día de orientación crea un nuevo amigo llamado «Forky» (Tony Hale). Mientras tanto, Woody (Tom Hanks) no es tan preciado como lo fue una vez, y Buzz (Tim Allen) aprende a escuchar su «voz interior». La película está llena de personajes extravagantes, entretenidos y momentos conmovedores. Los recién llegados Forky, Ducky & Bunny (Key & Peele) y Duke Kaboom (Keanu Reeves) son todos personajes adorables, muy risueños y con decisiones creativas. Por su parte, el personaje Bo Peep (Annie Potts) muestra mayor profundidad en esta entrega y está a la altura del resto de los personajes de la historia.
Cuando Bonnie se ve sola y sin amigos, es ahí donde crea a este nuevo juguete, con algo de ayuda de Woody, quien es testigo y apoyo suyo en el surgimiento de Forky. Al ver la felicidad en el rostro de la niña, la misma expresión que iluminara antes el rostro de Andy mientras jugaba con él, Woody acepta su nueva condición de objeto envejecido y adopta una nueva actitud cuidando del recién llegado. La aventura inicia cuando Forky se escapa mientras la familia está emprendiendo un viaje en carretera.
Toy Story 4, aunque pareciera imposible, es exactamente la metáfora del final de Toy Story 3. Después de habernos hecho llorar todas las lágrimas de este mundo al final del episodio anterior, Woody, todavía huérfano de Andy, pensó que podía encontrar el mismo amor con Bonny, su nueva dueña. Sin embargo, esto no se logra porque los sentimientos de ella no muestran preferencias respecto al sheriff y Woody es tratado como otro juguete más. Tampoco recibe de ella un trato especial el encargado de la habitación y líder de la manada, a quien ella considera como cualquier otro juguete.
El discurso feminista que adorna ahora la mayoría de las producciones de Disney está presente, pero de una manera sutil y discreta.
A pesar de las numerosas y nuevas figuras, «Toy Story 4», cuenta principalmente la historia de Woody, el líder nato, que siempre sabe qué hacer para salvar de cualquier travesura a sus compañeros de habitación, o para hacer felices a Andy o Bonnie.
En teoría, la idea de que una persona deje su hogar e inicie su propio proyecto de vida tiene sentido. Todos deben poder tomar sus propias decisiones y seguir sus sueños. Esa noción se vuelve un poco más complicada cuando aplicamos esta lógica y hablamos de juguetes, cuyo único propósito es brindar felicidad a los niños. Parece un poco raro para un juguete no querer tener un dueño, eso es como un auto que no quiere ser manejado o un instrumento musical que no quiere ser tocado. La disyuntiva entre vivir con un dueño o ser un juguete perdido parece bastante lógica, si me preguntas.
La escritura, la animación y el trabajo de voz están a un nivel superior cuando se trata de comedia. Nuevos personajes se destacan de la manada. Keegan-Michael Key y Jordan Peele están a la vanguardia como Ducky y Bunny, dos juguetes de feria que son una especie de siameses. Key y Peele no solo reavivan la química que hizo de su asociación televisiva un gran éxito, sino que la animación y la escritura les dan espacio para brillar. Tampoco podemos olvidar a Keanu Reeves, quien continúa su extraordinario 2019 en el papel de Duke Caboom, un juguete temerario canadiense como Evel Knievel. El sueño de Duke es dar un gran salto en motocicleta… pero ya no les cuento más.
Entre nuevos encuentros y personajes, Toy Story 4 muestra un ritmo y una narrativa propios de películas clásicas, en las que se inspira no solo para sus nuevos personajes, sino que utiliza algunas referencias narrativas y de algunos otros géneros; nótese los tenebrosos secuaces de Gabby Gabby.
No necesitábamos un Toy Story 4, pero tenemos la suerte de tener una muy entretenida y respetuosa con sus personajes, historia y público.Es la película más madura de todas.
Se siente como un agradable y cálido abrazo final antes de que todos tengamos que crecer y seguir adelante.
El mensaje que se capta es que al igual que Woody, debes disfrutar cada momento de la vida mientras dure, pues el tiempo pasa inexorablemente.
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