Instantánea de Till (Captura de pantalla)

En una casa de Chicago, una mujer discute sobre qué hacer con su hijo muerto. Insiste ante el representante de la NAACP, la organización de los derechos de los negros, para que el cuerpo sea traído desde Mississippi para ser enterrado en Illinois.

En agosto de 1955, Emmett, conocido como Bo Till, visitó a sus primos en el Delta del Mississippi. La distancia geográfica y social entre la metrópolis de Chicago y las costumbres racistas del sur se muestra en algunas escenas reveladoras. Tras una metedura de pata por no conocer los códigos de este lugar, Emmett es secuestrado en la casa de los primos, golpeado, torturado y asesinado. Su madre, Mamie, ocupa el centro del escenario, obligando al público, especialmente a los estadounidenses, a ver el horror y las consecuencias de este crimen racista a través de sus acciones y palabras.

El guión del director Chinonye Chukwu y de Michael Reilly y Keith Beauchamp le otorga la mayor parte del metraje. La fotografía de Bobby Bukowski capta maravillosamente las llanuras algodoneras, los pueblos aún dormidos en sus certezas y los contrastes entre Mound Bayou y las comunidades circundantes. La gradación de la cámara de los primeros planos del rostro de Mamie subraya su grandeza. La actuación de Danielle Deadwyler destaca por su modulación entre la alegría, el dolor y la determinación.

Los demás actores, incluida Whoopi Goldberg en el papel de la abuela Alma, apoyan de forma convincente esta marcha concertada hacia el reconocimiento por parte del cineasta que recientemente ha realizado Clemencia, otra importante película sobre la justicia.

Till pertenece realmente a la actriz Danielle Deadwyler y sus expresiones faciales cuentan la historia por sí mismas. A veces no se necesitan diálogos. Esta muerte ha estado en las noticias durante los últimos 70 años y el pueblo que visitó Emmett Till, Money, Mississippi, es ahora bien conocido. Cuando Deadwyler habla, lo hace con pasión, y esto continúa a través del dolor de la abuela Alma y de Moisés, interpretado por John Douglas Thompson.

La desaparición de Emmett Till y el hallazgo de su cadáver hicieron que todo el mundo se pensara dos veces el ir a los estados del sur para cualquier tipo de viaje de negocios o vacaciones familiares. Esta película es un drama pesado y no aligera al público. Sabes lo que va a pasar, pero ¿cuándo? La fotografía de Bobby Bukowski se centra en los rostros y gestos de los actores, que cuentan su propia historia. Desgraciadamente, la banda sonora de Abel Korzeniowski resulta a veces abrumadora y resta importancia a los momentos dramáticos, como hacia el final de la película.

Han tenido que pasar más de 60 años para que se apruebe la ley contra el linchamiento de Emmett Till. Las ruedas de la justicia iban muy lentas aquí. Una parte de la historia de Estados Unidos que es difícil de leer y ver, pero que sucedió y causó miedo a cada madre afroamericana cuando un hijo sale de casa. La incógnita sigue ahí fuera.

En teoría, las películas deberían ser evaluadas por lo que ofrecen, que son sus intentos de lograr lo que se pretende, y si la intención es ganar trofeos teniendo un vacío en el lugar de lo que debería ser el cine, jugamos a este juego. Pero Till no quiere sólo eso, sino buscar la justicia y la autonomía de estas preguntas impositivas y cursis sobre la meritocracia en el arte. La lente a través de la cual Chukwu observa los acontecimientos no es sólo descriptiva, sino principalmente participativa y comunicativa. Es una película que nos adentra en sus matices estéticos, aportando un cuidado particular a la imagen, y a partir de ahí, sí, concebir una discusión en un carácter autoral que pueda ser tratado de forma adulta, y no sólo de forma didáctica.

Además, Till es una experiencia que persigue el horror en su estructura. Y eso viene de los hechos reales, de la forma en que Mamie ha afrontado la tragedia en su vida, y de cómo se ha comportado ante su desenlace. Cuestionada en el seno de su propia familia, lo que hace Mamie eleva la obra de Chukwu, que tiene el camino abierto para lograr un objetivo sesgado: llevar una demostración de cine de género a una narración veraz. De carácter psicológico, la película se adentra en un terreno terrorífico, concretamente cuando su protagonista decide ir al pueblo que acabó con la vida de su hijo para testificar en el juicio del acusado. Todo el trato que vemos, pues, no deja de ser odioso, desde el encuentro con un niño ya racista y sádico hasta la postura de los adultos, que puntúan sus acciones con los peores sentimientos posibles. El colmo de los colmos es el testimonio de la mujer clave del caso, interpretada por Haley Bennett; lo único que tengo que decir es que tardaré en dejar de sentir rabia hacia la actriz.

Till es realmente una oportunidad gigantesca para cualquier profesional, y Deadwyler la ha abrazado con uñas y dientes. Coincide con las curvas vistas en la propia película, que sigue contando con la efusividad de Jalyn Hall, una absoluta revelación que conecta con la actriz en su justa medida. Juntos, ambos construyen la verdadera conexión que persigue este tipo de películas, que es el vínculo empático con cualquier espectador. Que Chukwu haya hecho sus deberes y haya entregado una película que va más allá, es otro acierto que hay que señalar.

 

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