Una pareja de adolescentes en busca de la máxima emoción, objetos ocultos, nigromancia y posesión. Añádase a esto una corta y sencilla combinación de palabras que trae la travesura y a los huéspedes no invitados directamente a casa, sólo para que luego no vuelvas a librarte de ellos. Las películas de terror de los últimos años han retomado este tipo de escenario de forma similar y en una amplia variedad de combinaciones, perdiéndose a veces en patrones repetitivos. Talk to Me, la ópera prima de las estrellas de YouTube y hermanos Danny y Michael Philippou (su canal RackaRacka cuenta actualmente con más de 6,5 millones de suscriptores), tampoco se adorna con los laureles más originales a primera vista superficial. Pero las estrellas de Internet, que, según sus propias declaraciones, siempre han querido dar el paso hacia el cine con sus vídeos cortos, convierten Talk to Me en una película de terror que no deberías perderte.
Han pasado dos años, pero Mia (Sophie Wilde) sigue sin asimilar la pérdida de su madre, un trauma que cala hondo en la adolescente y que no la deja dormir tranquila y ni un minuto sin buscar respuestas. Cada vez se distancia más de su padre y prefiere pasar el tiempo con su amiga Jade (Alexandra Jensen) y su hermano pequeño Riley (Joe Bird). Cuando descubre vídeos de fiestas en los que adolescentes supuestamente dejan que sus cuerpos tomen posesión de almas difuntas durante 90 segundos, se despierta su interés. Una prueba de valor y una patada para Mia que le sale por la culata.
Producida por Samantha Jennings y Kristina Ceyton, responsables ya de The Babadook, y con Studio A24 detrás, los hermanos gozaron de la libertad artística deseada para su debut. Durante la secuencia inicial, en la que la cámara serpentea por la salvaje escena de la fiesta pisándole los talones a un joven con sonidos de martilleo, uno no se hace una idea del horror que está a punto de estallar de repente. Porque Duckett (Sunny Johnson), que acababa de atrincherarse en la penúltima habitación y ahora debía irse a casa, no abandonará la fiesta. Con una súbita explosión de violencia, de las que hay varias, que te dejan helado varias veces en Talk to Me, termina esta alegre tertulia y deja tras de sí muchas preguntas, que sólo se van respondiendo poco a poco en el transcurso de la trama en nuevos escenarios.
En primer lugar, los hermanos directores se toman su tiempo para presentar a sus personajes y acercarnos a sus conflictos emocionales. Primero, la adolescente Mia, de la que rápidamente te das cuenta que ya está luchando con una serie de demonios internos. Sophie Wilde es una auténtica revelación. La actriz oscila con facilidad entre la melancolía, la agresividad, el cariño, la curiosidad y la tristeza. Una amplia paleta que se concede al personaje y a través de la cual se desarrolla realmente la trama en torno a la misteriosa mano con la que se puede invocar a los espíritus de los difuntos. Porque no sólo el apretón de manos con la mano de escayola garabateada por todas partes y un ´háblame` escrito, constituyen la primera visión poco atractiva, sino que la posterior invitación a tomar posesión del cadáver parece desencadenar un auténtico frenesí. No es de extrañar, pues, que el truco de la fiesta, percibido inicialmente como un ardid, tenga paralelismos con las drogas y su consumo y comportamiento adictivo.
Mia, que sigue sufriendo por la pérdida de su madre, parece agradecer cualquier oportunidad de escapar de la realidad, aunque sólo sea por unos instantes. Lo principal es no volver a sentirse a sí misma y a todo el dolor. Un movimiento que ayuda a Talk to Me a conseguir una atmósfera asombrosa, que a veces tira notablemente de los nervios y es capaz de mantener bien la tensión hasta el último tercio. Cuando la realidad y el inesperado infierno de un mundo muerto y bastante poco atractivo se entremezclan y confluyen cada vez más, uno ya no puede estar muy seguro de si los muertos vivientes tienen algo que ver o si Mia no está siendo presa de sus propios delirios inducidos por el trauma.
En el proceso, hay varias escenas que despliegan una gran habilidad pictórica y están tan hábilmente montadas que juegan deliberadamente con las expectativas del público, sólo para lanzar anzuelos de imprevisibilidad en el momento siguiente. Por ejemplo, cuando el sueño se convierte en pesadilla, cuando se sospecha algo en los rincones más oscuros sin ver ni siquiera un pequeño esbozo, o cuando los fantasmas realizan los actos más destructivos en los cuerpos ofrecidos de los jóvenes. Ya se trate de terror psicológico o de duras mutilaciones, Talk to Me apuesta por los momentos de shock adecuados. Aunque el último tercio de la película pierde intensidad y la propia historia se concluye de forma más compulsiva que orgánicamente fluida, así como un poco demasiado precipitadamente, el final de la película de terror y el viaje de Mia a través de su dolor por la pérdida difícilmente podrían ser más satisfactorios.
Talk to Me es una ópera prima sólida que, a menudo, crispa los nervios atmosféricamente llevando la tensión a extremos casi soportables durante largos tramos y tejiendo hábilmente momentos de conmoción y sorpresa en la historia sobre el trauma y la pérdida. Un reparto joven y con talento y una producción cautivadora hacen de la historia una película de terror que los aficionados al género no deberían dejar de ver.
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