MIAMI. Se ha desarrollado una relación de trabajo fructífera entre el director Peter Berg y el actor Mark Wahlberg: el dúo ha colaborado en «Lone Survivor» , «Deepwater Horizon» y “Patriots Day”, «Milla 22» es su cuarta película conjunta. Es una cooperación que obviamente se basa principalmente en que los dos se entienden bien, porque solo en la taquilla «Lone Survivor» ha obtenido ganancias.
Milla 22 se centra en James Silva (Mark Wahlberg), parte de una unidad especial estadounidense llamada Overwatch. Esta es casi la contraparte descuidada, menos acrobática y afín a la versión ofrecida por Tom Cruise y su “Mision Imposible”. Si la diplomacia y el espionaje fracasan, este intransigente equipo entra en juego: su existencia es negada por el gobierno si algo sale mal. Silva es un ex militar sumamente experimentado y es el líder. Él y su equipo, que incluye a Alice Kerr (Lauren Cohan) y a la combativa Sam Snow (Ronda Rousey) están recibiendo por parte de Bishop (John Malkovich) una nueva misión peligrosa, es la de proteger a un desertor llamado Li Noor (Iko Uways), ya que hay muchos escuadrones asesinos esperando matarlo.
Esta conocida premisa es presentada por Peter Berg con una realidad visual convincente, acompañado de picos de violencia en una apariencia semi-realista apoyando esta estética básicamente por el trabajo de cámara de Jacques Jouffrets que es a veces utiliza exageradas secuencias de cámara tambaleante.
El resultado es una película que confirma el asentamiento de Peter Berg y su eterna necesidad de formar héroes de acción llenos de patriotismo, un amuleto narrativo del cual se ha apoyado en varias de sus películas anteriores (Sobreviviente, Día del Patriota). Incluso si el guion de la escritora Lea Carpenter peca de diálogos innecesarios y situaciones inútiles, las acciones de sus personajes son fielmente representados con el estilo del director.
Mark Wahlberg es enfáticamente insufrible, el protagonista sabelotodo, que en repetidas ocasiones se enamora de sus monólogos y que trata a todos como basura, padece una deliberada autodestrucción de un personaje que prometía.
Cualquier espectador que lea una crítica al sistema en esta película tiene más imaginación que el unidimensional guión de Lea Carpenter.
Por supuesto, la violencia en Milla 22 es inmoral y desagradable, pero a su vez es un espectáculo sangriento y entretenido, los (supuestos) patriotas en esta película que murieron solos, pero que al mismo tiempo dicha muerte solo es justificada por las cálidas palabras de Silva a su oído mientras sostiene granadas y rifles, firmes hasta el último cartucho, nos deja entrever el panfleto patriotero de que Estados Unidos siempre tendrá la razón para hacer lo que hace. En tal escenario, por supuesto, no hay ganadores. La figura irrazonable de Wahlberg, sigue revolcándose en el cinismo cáustico, por que él no gana pero tampoco es perdedor.
«Mile 22» pretende ser inteligente y más divertida de lo que aparenta.
Es lamentable el hecho de que el exceso de acción descuide la construcción de personajes y sus motivos. Al final, es plomo por puro gusto.
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