SD. Si nuestra industria del cine requiriera un ejemplo notable de transformación profesional, el nombre de Miguel Vásquez, es el que hace falta.
Este director y guionista hace tiempo que ha abandonado su rol de ser uno los más buscados directores de video clips musicales con que contaba el país, hasta que, aprovechando sus estudios de cinematografía, decidió hacer, buscando dinero, Éxito por Intercambio (2003), considerada por muchos como la peor de las películas dominicanas, pieza que es estudiada en aulas universitarias dominicanas como el mejor ejemplo de negación del cine.
Desde aquel yerro fatal, con una premiere en el desparecido Cine San Carlos (en la que estuvimos presentes), fue condenado incluso por la protagonista Georgina Duluc y, unánimemente, por la crítica. Fue tan mala que es uno de los ejemplos que se estudian en varias escuelas de cine del país, sobre lo que no es cine.
Vásquez persistió en transitar el mal en esa tortuosa ruta del cine encargado a la boletería, con Lío de faldas, suma de mal gusto y de perspectivas extraviadas, para ser otra comedia con vocación utilitaria, rodada en agosto 2011 y estrenada de Diamond Mall, en una premiere a la que asistimos.
Por el camino que transitaba, Vásquez pasaría como principal exponente de la galería de los peores directores de cine dominicano, pero… Oh, ¡los milagros existen!
El gran giro
Vásquez ha sorprendido, apoyado en gente que creyó en tu talento y en las facilidades bien aplicadas de la Ley Nacional de cine, ha reorientado su carrera, primero con La tragedia de Rio Verde, magnifica (aunque limitada) reproducción de época, estrenada en enero pasado y ahora con la sorprendente y valiente propuesta El Closet.
La trama
Un sacerdote católico atrapado en un closet, en procura de salvar su vida, dejara ver verdades, debilidades y certidumbres. Un tema actual sobre la doble moral y el celibato, y que fuera presentada función premiere anoche en Donwtonw Center Caribbean Cinemas.
Es una producción sorprendente y cuidada, con un poderoso mensaje y una sensible preocupación que incluso ha sido compartida por el Papa Francisco, con habilidad en su dirección de fotografía y cámaras y sobre todo, la banda de sonido.
Aparentemente es el caso de un sacerdote católico atrapado en un closet, que en procura de salvar su vida, dejara ver verdades, debilidades y certidumbres. El Closet, parece ser sobre curas pederastas, pero no es así. Es una muestra de un un camino de orgullo para lograr un cine valiente, digno y distinto.
Un tema actual sobre la doble moral y el celibato, pero en realidad se trata la autenticidad personal, diversidad de estilos de vida, el papel de la conciencia y una alegoría, perfectamente representada sobre la soledad y el aislamiento por la vía del encierro en un closet.
El Closet permite al vegano Anthony Álvarez la mejor actuación de su carrera, superando sus roles secundarios en La Maldición del Padre Cardona, Detective Willy y Colao, dándole la oportunidad de abatir un desafío: hacer un unipersonal, (o un monólogo como incorrectamente se le ha parangonado teatralmente) de 80 minutos sobre un drama que mantiene creciente el interés del espectador, para entregar lo que debería ser un suceso cinematográfico, a pesar de que no cuenta con los grandes mecanismos de publicidad y que espera ser favorecido, más que todo, por el boca a boca.
La cinta fue realizada con apoyo de Ángel Muñiz, personaje alternativo de la industria del cine dominicano, digno de un estudio y un sitial por su actitud de solidaridad y su compromiso con el cine social.
Ángel Muñiz, personaje que tiene una irreconocida historia de precedencias históricas en nuestro cine, productor de El Closet, fue mucho más que eso. El inspira al director a embarcarse en la travesía creativa para superar su pasado y le suplió de una plataforma para que se pudiera lograr este drama, desde el guion hasta la post-producción, asumiendo riesgos y diligencias para llevarla a pantalla, en base a la Ley Nacional de Cine, legislación que en oportunidades ha criticado.
Talentos
El guión y la dirección es de Miguel Vásquez, la producción y diseño de producción de Ángel Muñiz, y el respaldo logístico de la estructura del estudio Quitasueño y la terminación en Pulpo, estudios de post-producción, exceptuando la mezcla de sonido en los Estudios de audio de Churubusco, México. La dirección de fotografía es de Sebastián Cabrera, la producción de línea fue de Tatiana Calcaño.
Las voces en off son de Luis José German, Ernesto Báez, Karla Hatton, el actor mexicano Fernando Mateus, Miguel Bucarelly, Luis Rafael, Omar Ramírez, Francis Cruz, Sonia Alfonso, Verónica Núñez.
Recomendable sobre todo para quienes, con razón o sin ella, siguen diciendo “Yo no voy a ver cine dominicano”. Ya no existe un “cine dominicano’ . Hay tendencias y expresiones en la industria audiovisual que se construye a golpe de aciertos, talentos y errores. Este es un logro.
José Rafael Sosa periodista dominicano, editor, gestor cultural y escritor de literatura de soporte existencial y emocional a la gente , origami y comunicación masiva.