(Colaboración especial desde Canadá, de Hugo Pagán Soto)

Asif Kapadia se ha convertido en una especie de antropólogo. Dentro de su filmografía se cuentan tres documentales con una clara vocación de escudriñar en la naturaleza humana. Primero fue Ayrton Senna, en su trabajo Senna (2010) donde el realizador inglés exploró la carrera de una de las leyendas de la Fórmula 1 y su trascendencia en la cultura popular. Luego lo embriagó la fuerza de Amy Winehouse y nos regaló Amy (2015), potente trabajo sobre la turbulenta vida de la cantante y compositora británica. Regresando al universo deportivo concibe Diego Maradona (2019) figura que combina la trascendencia cultural del primero y la controversial trayectoria de la segunda.

En consonancia con su estilo, Kapadia vuelve a recurrir al material de archivo para construir su narración. Cortando y pegando entre más de 500 horas de material inédito, el mito, el dios del fútbol, el hombre de la mano de Dios, se muestra con todos sus colores. Los testimonios de los más cercanos y del propio Maradona complementan el discurso y dan forma definitiva al arsenal de imágenes.

El más humano de los dioses

En un momento Eduardo Galeano definió al astro argentino como “el más humano de los dioses”. Sobrada razón tenía el uruguayo para definir de esa forma a un jugador que en la cancha no fue menos que el propio Zeus y fuera de ella un desenfrenado mortal.

“…Quiero decir que es el más humano de los dioses, porque es como cualquiera de nosotros. Arrogante, mujeriego, débil… ¡Todos somos así! Estamos hechos de barro humano, así que la gente se reconoce en él por eso mismo. No es un dios que desde lo alto del cielo nos muestra su pureza y nos castiga. Entonces, lo menos que se parece a un dios virtuoso es la divinidad pagana que es Maradona. Eso explica su prestigio. Nos reconocemos en él por sus virtudes, pero también por sus defectos”, Eduardo Galeano (1940-2015).

Pocas almas deben existir que no hayan escuchado el nombre de Maradona. El Pelusa pudo permear todas las capas de la sociedad y sus excentricidades y escándalos lo convirtieron en el objeto del deseo. Una vez que los medios probaron el bocado nunca fue suficiente para saciarlos. Hasta que la televisión y los tabloides no lo hicieron suyo fue solo Diego, después de ahí, fue Maradona. Partiendo desde su época en el Napoli, Kapadia se embarca en un viaje que nos pinta una completa y compleja radiografía de la vida y los momentos deportivos más importantes de El 10.

Diego vs Maradona

El ex preparador físico de Maradona, Fernando Signorini, se convierte en la figura clave para entender el cosmos de Diego Armando. Una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde se gestó en ese muchacho que salió de Villa Fiorito, uno de los barrios más pobres de Buenos Aires, y conquistó el mundo. En un momento Signorini decreta: “Con Diego iría hasta el fin del mundo, con Maradona, ni un paso”, es ahí donde el documental encuentra su mayor fortaleza, enseñando las dos caras de una misma moneda.

El ritmo en la edición de Chris King, un habitual del director Kapadia, impregna a el filme con un aire de thriller y si a eso le sumamos la música de Antonio Pinto (Ciudad de Dios, Estación Central) no quedamos con una obra que por momentos borra las líneas del documental y se aventura en la ficción. Esa secuencia inicial bien podría ser una de las persecuciones de aquella The French Connection (1971), pero luego recordamos que no es una invención, sino que es la realidad misma. Así cuando nos adentramos en el lado oscuro y los roces con el crimen organizado nos imaginamos viendo a la familia Corleone, pero esto supera lo que pudo imaginar Mario Puzzo.

Diego Maradona no se ocupa de pasar balance o perseguir un juicio definitivo. El trabajo de Kapadia nos rebosa con la que fuera la cotidianidad de “el más humano de los dioses” y nos da una amplia perspectiva de una figura que bajo el manto de la controversia nunca ha podido ser sopesada sin una inclinación negativa. Ni Maradona ha podido destruir a Diego.

8/10

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