Un robot creado por un estudiante de doctorado británico es la nueva sensación tecnológica del momento en el mundo de la química, con posibilidades de aplicaciones en la medicina y otras muchas áreas.

Según un artículo científico publicado por la revista Nature, el robot es capaz de asumir problemas de una complejidad y alcance fuera de toda posibilidad para los humanos.

El artefacto, con la denominación Kuka en su brazo, pesa 40 kilogramos, funciona de manera autónoma durante 21,5 horas al día, recarga baterías en dos horas y media y vuelve a trabajar, realiza 688 experimentos en 8 días, realiza 319 movimientos, y en todo ese tiempo recorre 2,17 kms. Como si fuera poco su cerebro es capaz de navegar en 10 dimensiones distintas por 98 millones de proyectos de experimentos y decidir cuál hacer, y ejecutarlo de punta cabo, determinando como pesar sólidos, dispensar líquidos, eliminar aire del recipiente, ejecutar la reacción catalítica y cuantificar los productos de reacción. Por sí mismo ya descubrió un catalizador que es seis veces más activo que los existentes.

El robot ha sido desarrollado por un equipo de investigadores, encabezado por Benjamin Burger, estudiante de doctorado y compuesto por Phillip M. Maffettone, Vladimir V. Gusev, Catherine M. Aitchison, Yang Bai, Xiaoyan Wang, Xiaobo Li, Ben M. Alston, Buyi Li, Rob Clowes, Nicola Rankin, Brandon Harris, Reiner Sebastian Sprick & Andrew I. Cooper, del Centro Leverhulme para Diseño de Materiales Funcionales, Fábrica de Innovación de Materiales y Departamento de Química, de la Universidad de Liverpool, en el Reino Unido.

Un robot puede ser capaz, hasta ahora, de ayudar en las indagaciones experimentales; pero su adopción generalizada en la investigación de materiales, es un desafío debido a la diversidad de tipos de muestras, operaciones, instrumentos y medidas requeridas. «Aquí usamos un robot móvil para buscar fotocatalizadores mejorados para la producción de hidrógeno a partir del agua. El robot funcionó de forma autónoma durante ocho días, realizando 688 experimentos en un espacio experimental de diez variables, impulsado por un algoritmo de búsqueda bayesiano por lotes. Esta búsqueda autónoma identificó mezclas de fotocatalizadores que eran seis veces más activas que las formulaciones iniciales, seleccionando componentes beneficiosos y deseleccionando los negativos. Nuestra estrategia utiliza un robot diestro de itinerancia libre, que automatiza el investigador en lugar de los instrumentos. Este enfoque modular podría implementarse en laboratorios convencionales para una variedad de problemas de investigación más allá de la fotocatálisis», explica el artículo publicado por Nature.

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