Cámara de cajón de 1913 todavía activa en las afueras del Capitolio de La Habana (Fuente: cortesía de Online tours)

PARA LLEVARLOS CONMIGO

La gente que yo quiero no envejece.

Vive joven en una sola imagen que actualizo
cuando una fecha, un encuentro, una llamada por teléfono
me traen de pronto la suya verdadera, temporal y mutable.
Así, mamá tiene seis años y está sentada en su silla preferida
y luciendo aquellas trenzas, los zapatos nuevos, el lazo azul
habita la billetera de mi hermano que sorpresivamente
ha llamado un fotógrafo ambulante
y está de pie junto al árbol de navidad
que le preparan para despedir 1955.

Mi padre viste su traje blanco. Está al cumplir los veinte.
Sonríe mientras abraza a otro joven frente al Capitolio Nacional
Bajo el sombrero de última moda sus sueños son posibles
todavía.

Mi mujer está rodeada por los niños del barrio.

El pastel espera que ella baje el cuchillo.

Ha llorado un poco, pero ya se alegró
y ahora no hay quien le quite esa expresión feliz
que en realidad es triste.

De esta manera vive la gente que yo quiero
cada cual detenido, intemporal, eterno en la imagen que guardo
para llevarlos conmigo por la tierra.

(Este poema pertenece al primer libro de Raúl Rivero, Papel de hombre (1969))

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