MIAMI. Todos tenemos niños en la familia, ya sea hijos, sobrinos o nietos y hay algo que los adultos debemos aprender: No se meta en los pleitos de los niños hasta que haya sangre. Los niños, y en especial los hijos únicos, tienen que aprender a:
Comunicarse
Negociar
Compartir
Cooperar
Ser amigos
Pelear con otros niños.
Los retos del hijo único
Esta es una de las destrezas que los hermanos se enseñan unos a otros. De ahí que los hijos únicos, al no tener hermanos, crecen con serias fallas en estas destrezas que los preparan para aprender a vivir en equipos y trabajar en ellos de forma eficaz. Al no tener hermanos, crecen con una carencia que les hace mas difícil la vida, a menos que sus padres se ocupen de que tengan muchos amigos que les enseñen a compartir, ceder, defenderse de niños de diferentes edades, no ser egoístas, ni celosos. Claro que si los padres intervienen, los niños nunca sabrán defenderse por sí solos, ni aprenderán a negociar para lograr objetivos.
No se meta nunca en los pleitos de los niños hasta que haya sangre. Y cuando haya sangre, intervenga para limpiar las heridas y a castigarlos a todos. Bajo ningún concepto tome parte en el conflicto defendiendo a uno ni a otro, porque solo logrará que el niño supuestamente “culpable” se sienta resentido y más lleno de celos. Como adulto, se supone que usted no debe juzgar a ningún niño sin tener en cuenta que usted no conoce a fondo lo que ocurrió entre ellos.
Claro que no me refiero a un niño que es abusado y golpeado hasta casi morir cosa que tristemente pasa en nuestras escuelas y donde reina la violencia y el abuso. Estamos hablando de pleitos de niños que son hermanos, amigos y que simplemente están “buscando su atención”.
Aunque usted no lo crea, esos conflictos ayudarán a su hijo. El niño tiene que aprender a resolver los conflictos porque cuando los tenga en la escuela y se vea sometido a situaciones de injusticia usted no estará ahí para defenderlo. Tiene que ayudarlo cuando es pequeño a que él aprenda a defenderse de sus iguales que son sus amigos.
Y ojo, porque muchas veces tendemos a proteger a los chiquitos porque creemos que son los más indefensos pero los chiquititos casi siempre son diablitos. Son los que van y pellizcan, muerden, rompen las cosas de los grandes y vienen llorando ‘ay mi hermano me quitó esto’. No se meta. Ponga al chiquito también de castigo porque sino usted terminará generando conflictos y celos y se comportará de una manera injusta al hacer que los otros niños se sientan mal.
Por último, nunca exprese que siente preferencia por un hijo, ni diga que ese es a quien más quiere porque eso es abuso emocional. Recuerde que sus hijos van a hacer lo que usted haga y no lo que usted diga.
¡Cuidado con eso!
Dra. Nancy Alvarez Psicología Clínica con maestría y post grados en terapia familiar de pareja y sexual. Miembro del Board Americano de Sexualidad y de APA.