Los juegos sexuales son parte del desarrollo sexual normal de los niños, pero hay que diferenciarlos de los abusos sexuales. Si los niños que participan son más o menos de la misma edad, deben considerarse juegos sexuales. Por tanto, no deben asustar a padres y cuidadores, ya que esa actitud les hace más daño.
Insisto en la importancia de la edad para poder determinar si se trata de un abuso sexual. De acuerdo con varios sexólogos, el consentimiento es dudoso cuando el menor de edad tiene 15 años o menos y la otra persona 19 años o más. Si existe una diferencia de cinco años o más entre la persona mayor y la víctima, estamos hablando de abuso, o sea de un crimen.
El abuso sexual es un crimen. Debe ser evitado o parado si está ocurriendo, ya que es dañino para el sano desarrollo afectivo del niño. Tiene además terribles consecuencias para su salud sexual y emocional.
Es preocupante que el niño «reciba» el mensaje de parte de los padres de que «eso es malo», sea en relación con la masturbación o con los juegos sexuales. Tal mensaje le prohíbe hablar de sexo con usted, además de hacerlo sentir culpable. Se corta la comunicación y empeora la situación.
Por otro lado, es normal que los niños se masturben. Lo que me preocupa es la actitud de los padres o de quienes los cuidan. Si se sienten desesperados es porque, en el fondo, rechazan esa conducta y les da vergüenza. Masturbarse o tener juegos sexuales con amiguitos de más o menos su edad, no trae ningún problema, pues es parte del desarrollo sexual sano. Repito, si el juego sexual es con alguien cinco años mayor, es realmente un abuso sexual.
Si la masturbación es exagerada, constante y delante de las demás personas, recomiendo desviar la atención del niño de forma natural, y llevarlo a jugar. Decirle que eso se hace en privado, al igual que el pupú. Atención sobre un posible abuso sexual, ya que produce una sobre estimulación sexual en la persona que no la sabe manejar, que se masturba exageradamente.
El menor puede tener una infección genital, y esta producirle picazón. Al rascarse se excita y termina masturbándose. La ansiedad puede ser otra causa, si está viviendo situaciones de tensión. Masturbarse es una forma de manejar la ansiedad. Los niños captan, sienten y son afectados por conflictos en la familia. Si no mejora después de insistirle en que lo puede hacer en privado, o tras desviar su atención, creo recomendable buscar ayuda profesional de un buen sexólogo y terapeuta infantil.
En el caso del abuso sexual, hay que actuar inmediatamente, con ayuda psicológica para el niño y la familia, asistencia legal y del médico pediatra, para descartar infecciones y daños físicos. Siempre mantenga la calma. Lo contrario afectará más al niño.
Dra. Nancy Alvarez Psicología Clínica con maestría y post grados en terapia familiar de pareja y sexual. Miembro del Board Americano de Sexualidad y de APA.