Cada vez que puedo, veo a Camilo en CNN en Español. De hecho, lo grabo para retomarlo en mi tiempo libre. Hace poco, me hizo una de las mejores entrevistas de mi carrera, si no la mejor. Disfruté, me sentí cómoda y no sé cómo pasó el tiempo. Se fue corriendo. Él investigó cosas de mi vida que hasta yo había olvidado. Fue muy profesional, respetuoso y brillante.
Recientemente, me llenó de admiración su manejo, su calma y firmeza en la entrevista que mantuvo con el actual fiscal de El Salvador. Que conste que conozco muy bien ese país. Tengo amigos y he trabajado junto a mi esposo, el Dr. Álvaro Skupin, en el campo de las células madre, ayudando a niños, dando charlas gratuitas, etcétera.
En una de esas charlas, mi amigo Rodrigo Siman me aconsejaba no hablar mucho de sexo, algo que no cumplí, por supuesto. En mis viajes pude palpar la falta enorme de educación sexual que existía en la población. Quizás por eso, mis programas de televisión eran muy populares, aunque una parte de la sociedad se sorprendiera.
Lo peor que le puede pasar a una sociedad es vivir llena de tabúes y falta de conocimientos sobre la sexualidad. Eso me hizo comprender la indignación de Camilo, la cual manejó brillantemente con firmeza, pero sin perder la calma. Yo no lo hubiera podido hacer.
¿Cómo es posible que un jerarca de la justicia tocara a una niña en sus partes privadas y solo lo acusaran de «una falla» y saliera ileso? ¿Es que esos «jueces, fiscales y abogados» nunca se han leído una definición de abuso al menor? ¿Acaso no saben que, para abusar sexualmente a un niño, no hay que tocarlo? ¿Que una persona de mayor edad, si se masturba frente a un niño o le muestra sus genitales, está cometiendo un abuso al menor?
Es preocupante la ignorancia de muchos jueces sobre cosas tan importantes. O, simplemente, los otros lo tapan por ser un juez y dicen que cometió «una falla». Si fuera su hija, quizás su veredicto sería otro.
Es preocupante el respeto excesivo que se le brinda a «honorables magistrados», que no son honorables ni deben ser magistrados. Son simples seres humanos llenos de defectos y virtudes, y por cierto muy desprestigiados. La ley está llena de ignorancias y fallas. No es perfecta, ni cumple bien su función, incluso en EEUU, y mucho más en nuestros países. En el mío, República Dominicana, muchos jueces se venden, al igual que fiscales y procuradores.
Despertemos. Defendamos nuestros derechos y recordemos que un país que no defiende a sus niños ni a sus viejos, no merece la pena ser llamado país. El abuso sexual a un menor es un crimen y no debe quedar impune, no importa quién lo cometa. Nuestro deber es defender a los niños, pues son el futuro.
Dra. Nancy Alvarez Psicología Clínica con maestría y post grados en terapia familiar de pareja y sexual. Miembro del Board Americano de Sexualidad y de APA.