SD. La maldición de la vieja África es que casi nadie mira para allá. Durante años FESPACO, el Festival Panafricano de Cine y TV de Ouagadougou en Burkina Fasso, ha sido la referencia más importante del cine africano. Tras los sucesos políticos ocurridos en ese país, tras la intentona del presidente Blasie Campaoré de eternizarse en el poder, y el asesinato impune del juez de la Corte Suprema, Salif Nebié, entre otros, así como el golpe de estado militar, el futuro del festival más importante de África, ha quedado en veremos.
Si bien es cierto que los propios directores africanos son relegados por la cultura occidental, entre ese arte aún más relegadas por el machismo ancestral y las faltas de desarrollo en áreas como la cultura y la educación, son las mujeres.
Las mujeres africanas han estado tratando de sacar cabeza desde muy temprano en los inicios del cine. Como lirios que sobresalen entre las rosas. Así, hay que mencionar a a la egipcia Aziza Amir, cuyo verdadero nombre era Mofeeda Mahmoud Ghoneim (1901-1952) directora de Laila (Egipto, 1927), una de las pioneras de todo el continente. Hay que mencionar la camerunesa Thérèse Sita-Bella (1933-2006), y la senegalesa Safi Faye que realizó en 1975, Lettre paysanne (Kaddu Beykat), primer largometraje de ficción de una africana negra. Su largo Mossane estuvo en la Sección oficial del Festival Panafricano de Cine y Televisión de Ouagadougou en 1997. La argelina Djamila Sahraoui, ganó el Etalon de plata en el Fespaco de 2013 con su largometraje Yema; la cineasta togolesa Anne-Laure Folly, autora de más de 20 documentales sociopolíticos, entre ellos Les Oubliés, sobre la guerra de los 30 años en Angola a través de los ojos de las mujeres; la congolesa Monique Mbeka Phoba realizadora de más de un largo de ficción, y 10 documentales, entre ellos Entre la coupe et l’élection (2007), y el cortometraje Sœur Oyo (2014).
Ahora, en el Festival de Cannes, como miembro del jurado de la Sección oficial, que preside Alejandro González Iñárritu, se encuentra la actriz y directora, Maimouna N’Diaye, natural de Burkina Fasso, aunque se crió en Guinea Conakri y se trasladó a estudiar a Franciar. Primero se destacó en el teatro, formando parte de la compañía «Ymako Teatri» en Costa de Marfil, para luego lanzarse al cine y rodar en varios países africanos. Gracias a su protagónico en «L’oeil du cyclone» (El ojo del ciclón) del burkinés Sékou Traoré (2014), inspirado en una obra teatral, fue recompensada como mejor intérprete femenina en el Fespaco.
Hay un cine que sucede más allá de donde alcanzan a ver nuestros ojos, al cual sería reconfortante acercarnos. Sería magnífico que el Festival de Cine de Fine Arts o el Festival de Cine Global Dominicano, se acercaran a estas cinematografías. Como por ejemplo lo está haciendo Colombia ahora mismo a través de un interesante convenio entre el Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger (FCAT) y la Universidad Univalle de Colombia, con el fin de promover nuevos puentes de cine entre África y América latina. El FCAT y UniValle han plasmado su intención de organizar, a lo largo del próximo año 2020, un certamen dedicado a los cines afro en las ciudades colombianas de Cali y Buenaventura, además de tener a Colombia como país invitado en el próximo festival tarifeño.
“Son muchos, y aún ampliamente desconocidos, los vínculos que existen entre África y América Latina. Estamos muy contentos de que el cine africano, una vez más, nos permitirá trazar puentes entre continentes, para comprender mejor las historias compartidas que nos unen, en lugar de centrarnos en aquellas que nos separan”, destaca la directora del certamen tarifeño.
“Para Cali y Buenaventura, dos ciudades emblemáticas de los afrodescendientes en Colombia, el convenio con el FCAT para realizar la Muestra de AfroCine y participar como país invitado en la próxima edición del festival, es un avance en el proceso de búsqueda por reforzar el diálogo y la cooperación entre África y Colombia a través de un país, como España, que ha empezado a promover y facilitar estos procesos de conocimiento mutuo”, explicó el Dr. Henao Restrepo, profesor de la Universidad de Cali (UniValle, en Colombia), en el acto de firma del acuerdo, que se realizó en la sede del festival en Tarifa el pasado jueves 2 de mayo.
El 16 Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger (FCAT), dirigido por Mane Cisneros, se celebró entre el 26 de abril y 4 de mayo en ambas ciudades y con extensiones en las ciudades gaditanas de Algeciras, el Puerto de Santa María y en el Parque de los Toruños, además de en las ciudades marroquíes de Tetuán y Chefchaouen.
“Después de cuatro ediciones calentando motores desde la vuelta de este festival a Tarifa podemos hablar de una asistencia escolar consolidada, además de la creación de un equipo constituido por artistas de renombre y gestores culturales que gestionan el FCAT en Tánger, apostando por acercarse al modelo de propuesta del FCAT Tarifa”, explicó Cisneros en una comunicación oficial del festival.
Para la directora existen varios hitos de la 16 edición del FCAT que podrían resumirse en el lanzamiento del Canal de Cine africano On Demand en la plataforma Vimeo, la presencia consolidada de la mujer africana de manera transversal en secciones y actividades paralelas y las importantes conclusiones en el ámbito de la industria del VII Árbol de las Palabras del Programa ACERCA de la AECID, foro de capacitación del FCAT.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).