Bife de chorizo (Fuente externa)

Un nuevo estudio publicado en la revista británica BMJ Journals por un equipo liderado por el científico David Diamond, investigador de enfermedades cardíacas de la Universidad del Sur de la Florida, dice que ni las grasas saturadas son dañinas ni el nivel del colesterol es relevante para la salud.

El estudio indica, sin embargo que en cambio una dieta baja en carbohidratos sí puede ser un alivio para las enfermedades cardiovasculares.

El también neurocientífico Diamond, quien encabezó un equipo de cinco cardiólogos de distintos países, reconoce que la recomendación suena extraña, sobre todo por la defensa de los alimentos de origen animal y los aceites tropicales como el del coco.

«Las grasas saturadas han sido acusadas falsamente y condenadas por causar enfermedades cardíacas, así como otras enfermedades, todo sin justificación», ha respondido ante una inquietud de la agencia EFE, y obviamente, según él la afirmación está refrendada por la investigación, concluyente según él en que no hay evidencia entre una dieta baja en grasas saturadas y la reducción del colesterol y de los riesgos de enfermedad cardíaca, y recalca que se trata de una teoría «desactualizada», ya que los investigadores científicos no pudieron encontrar ninguna justificación para la recomendación de una dieta baja en grasas saturadas, como la carne, los huevos y el queso, hecha entre otras por la American Heart Association (Asociación del Corazón de EE.UU.).

Según Diamond se trata de una anomalía genética la que hace que los niveles de colesterol sean extremadamente altos, unas tres veces más de lo que se supone sea normal.

En una entrevista concedida a la agencia EFE el experto aseveró que el artículo «es un paso para acabar con el mito de que las grasas saturadas son dañinas». E insistió en que lo que realmente importa es bajar los carbohidratos y alimentos que contengan azúcar para beneficiar el corazón y citó una investigación publicada recientemente por Journal of the American College of Cardiology. Se trata de un estudio que proporciona pruebas «contundentes» de que los alimentos que aumentan el azúcar en la sangre, como el pan, las papas y los dulces, deben minimizarse, en lugar de los aceites tropicales y los alimentos de origen animal. Y que esa es una dieta ideal para bajar de peso.

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