SD. Un grupo de científicos de la Universidad de Alabama ha dado un paso más allá en la investigación sobre el envejecimiento. El significado viene siendo como el del día que el robot Opportunity se posó en Marte y comenzó a emitir información. Ahora se está más cerca de poder luchar contra el envejecimiento.
Según el artículo científico «Revertir la piel arrugada y la pérdida de cabello en ratones mediante la restauración de la función mitocondrial», firmado por Bhupendra Singh, Trenton R. Schoeb, Prachi Bajpai, Andrzej Slominski y Keshav K. Singh, y publicado originalmente en el No. 7 de la revista científica Cell Death and Disease, y reproducido por la revista Nature «la depleción del ADN mitocondrial (ADNmt) está implicada en los síndromes de depleción del ADNmt, las enfermedades mitocondriales, el envejecimiento y las enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento y otras patologías humanas».
La conclusión a la que llegaron después de su experimento fue que la restitución del ADN mitocondrial revirtió los síntomas de vejez. Así, de sencillo. El estudio fue realizado en ratones a los cuales se modificó el genoma a fin de que la administración de un fármaco, conocido como doxiciclina, indujera la eliminación completa del ADN mitocondrial. Tras cuatro semanas de tratamiento, los roedores mostraron pérdida de pelo, aparición de surcos en la piel, curvatura de la columna vertebral en la región torácica, así como lentitud de movimiento y letargo.
Un mes después del cese del tratamiento al que fueron sometidos con doxiciclina, los ratones recuperaron el pelaje espeso característico de los animales jóvenes, pues la función de los folículos se normalizó. Además, la inflamación de la piel se redujo, hecho que resultó en la restauración de la estructura cutánea, y por consiguiente en la desaparición de pliegues y surcos.
Dicho científicamente
Originalmente, el artículo en inglés reza: «Para evaluar las consecuencias del agotamiento de mtDNA en todo el animal, creamos un ratón inducible de mtDNA-expulsión que expresaba, en el dominio de la polimerasa de POLG1, una mutación dominante negativa para inducir el agotamiento del mtDNA en diversos tejidos. Estos ratones mostraron un contenido reducido de ADN mitocondrial, expresión génica mitocondrial reducida e inestabilidad de los supercomplejos implicados en la fosforilación oxidativa (OXPHOS) que da como resultado actividades enzimáticas reducidas de OXPHOS».
Sin embargo, algunos de estos cambios asociados al proceso natural de envejecimiento se manifestaron de diferentes maneras en machos y hembras. Así pues, el patrón de alopecia en ratones de sexo masculino fue disperso, mientras que en las féminas, la caída afectó zonas concretas del manto. Asimismo, ellas presentaron mayor cantidad de arrugas. Para los científicos, la función reguladora que ejercen las hormonas sexuales sobre distintos procesos mitocondriales explicaría dichas diferencias.
Singh, el lider del equipo y sus colaboradores destacan que su hallazgo evidencia la importancia de la disfunción mitocondrial en el proceso de envejecimiento, y en concreto, en la aparición de arrugas y la pérdida de pelo.
Futuros experimentos evaluarán si la restauración del ADN de las mitocondrias revierte el proceso de envejecimiento en otros órganos. Asimismo, las conclusiones del trabajo podrían ayudar a comprender el modo en que estos componentes celulares participan en el desarrollo de enfermedades humanas asociadas a la edad.
La fuente de la eterna juventud
La primera referencia de que se tiene noticias de una fuente de eterna juventud, aparece en el libro del siglo IV antes de Cristo, Historias de Heródoto, Libro III, capítulo XXIII.
«Tomando de aquí ocasión los Ictiófagos de preguntarle también cuál era la comida y cuán larga la vida de los etíopes, respondióles el rey, que acerca de la vida, muchos entre ellos había que llegaban a los 120 años, no faltando algunos que alcanzaban a más; en cuanto al alimento, la carne cocida era su comida y la leche fresca su bebida ordinaria. Viendo entonces el rey cuánto admiraban los exploradores una vida de tan largos años, los condujo él mismo a ver una fuente muy singular, cuya agua pondrá al que se bañe en ella más empapado y reluciente que si se untara con el aceite más exquisito, y hará despedir de su húmedo cuerpo un olor de viola finísimo y delicado. Acerca de esta rara fuente referían después los enviados ser de agua tan ligera que nada sufría que sobrenadase en ella, ni madera de especie alguna, ni otra cosa más leve que la madera, pues lo mismo era echar algo en ella, fuese lo que fuese, que irse a fondo al momento. Y en verdad, si tal es el agua cual dicen, ¿no se pudiera conjeturar que el uso que de ella hacen para todos los etíopes, hará que gocen los Macrobios de tan larga vida?», dice Heródoto.
Después el tema ha tenido su constante lo mismo en las Novelas de Alejandro Magno, buscando el agua de la vida, que en El libro de las maravillas del mundo, de Juan De Mandeville, que en la leyenda oral de Seneque el cacique arahuaco cubano que partió junto a algunos de los suyos a la isla de Bimini donde descubrió la fuente de la juventud y por ello nunca regresó.
Según es leyenda, Juan Ponce de León buscó la fuente de la juventud y descubrió la Florida.
En fin, todo parece que estos científicos arriba citados, están por buen camino en el proceso de descubrimiento de la verdadera fuente de la eterna juventud, que no estaría en ninguna isla o territorio inexplorado, sino de alguna manera dentro de nosotros mismos.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).