Huchi Lora, Marco Pignataro, Chucho Valdés, Lorenzo Sancassani y Alfonso Quiñones en la rueda de prensa (Foto: Félix Corona)

Chucho Valdés, uno de los pianistas más influyentes del jazz latino en el ultimo medio siglo,  y principalísima figura del jazz afrocubano, es la estrella central en el concierto que este sábado 31 de agosto arranca los motores del DR Jazz Festival en Cap Cana, y que como festival itinerante, recorrerá parte de la geografía dominicana, con fechas en Santiago de los Caballeros, Puerto Plata, Sosúa y Cabarete durante los meses de octubre y noviembre próximos.

Berklee Global Jazz Institute, bajo la dirección de Marco Pignataro y José Alberto El Canario completan la cartelera que comenzará pasadas las 8:00 de la noche en El Establo de Cap Cana, cuya entrada es gratis.

El evento es organizado por Fedujazz, entidad que todo el año trabaja no solo para que el festival sea una realidad, sino para que de manera permanente los niños sean los beneficiados. La fundación la preside Maria Elena Gratereaux, quien junto a la vicepresidenta Jennifer Kirkman y la secretaria Anahid Avakian, trazan durante todo el año las acciones necesarias para el funcionamiento y los logros.

«Siempre que vengo aquí me siento como si estuviese a cuatro pasos de aquí, que es en Cuba. Me siento muy bien, y agradecido que me hayan invitado otra vez al festival. Preparado para hacer la música de nuestro nuevo disco Jazz Batá 2», expresó Chucho Valdés en una rueda de prensa, al responder una pregunta de Ramòn Almanzar editor de espectáculos de Diario Libre, para romper el hielo inicial que casi siempre hay en este tipo de encuentros. Esta es la cuarta ocasión que el destacado músico visita el evento que dirige María Elena Gratereaux y que cumple 23 años de andadura.

Ante una pregunta de la periodista Patricia Solano, el fundador del mítico grupo Irakere, reflexionó que realmente fue un verdadero reto porque «imponer las tradiciones cuesta trabajo, y hay músicos de otras generaciones que no aceptan cambio. Siempre pensé evolucionar hacia las raíces, hacia la identidad. Hacia nuestra historia. Tenemos mucho que ver con África. Había una historia africana de la cual somos nosotros descendientes que no había sido explotada en nada. Pensé que la riqueza rítmica de los tambores batá y de una serie de instrumentos que se habían perdido y habían sido menospreciados eran de una riqueza, estaba parte de nuestra herencia. Y eso podía actualizarse de una forma usando elementos que pudieran enriquecerlo. Mas bien estábamos tratando evolucionar, de hacer algo distinto, y también hay unas lenguas que tenemos que son las lenguas yorubas de Nigeria y mis ancestros vinieron de allá, y por qué íbamos a perder eso. Entonces decidí hacer una música basada en eso, pero desarrollarla, actualizarla», dijo.

«Tuve que estudiar los toques que trajeron los africanos -expresó Valdés-, tuvimos que fabricar instrumentos que ya no se utilizaban, guiados por las personas mayores de muchos años, que nos explicaban cómo se hacían el tambor yuca, el juego de los batá, etcétera. Al principio decían que era una locura. a eso añadimos electrónica a la cubana. Una guitarra eléctrica era solamente para tocar rock and Roll, pero el sonido ese lo unimos al sonido puro de nuestras raíces y era buscando actualizar la sonoridad a la época que estábamos viviendo. Hubo un momento en que habían grandes bombardeos. ¿Pero saben quién decidió que eso era bueno?: ¡el público!», lo cual provocó aplausos en la sala.

En el encuentro, celebrado en un salón del Eden Roc Cap Cana, que generosamente acogió el encuentro y estadía del artista, el hijo de Bebo Valdés rememoró que cuando hizo una composición bailable donde se usaba un tambor batá, «que se hizo como un himno por dos o tres años de carnavales, y que se llamaba Bacalao con pan, se creó una nueva era. Nunca se habían usado los tambores folclóricos afrocubanos en la música bailable y decían que yo estaba loco».

«La música  esta que nosotros hacemos es afrocubana, pero tiene mucha relación con la música afroamericana, porque la madre es África. Y la misma influencia la tiene la música norteamericana que la cubana. De una forma diferente, pero son compatibles perfectamente. Entonces escribí una obra que se llama la Misa negra, que casi como existe la misa católica, los africanos hacían una misa que era muy espiritual, basada en cantos y flores. Y basado en una misa que yo vi, escribí esa obra que se convirtió en el primer Grammy de la historia de un grupo que radicaba en Cuba», reflexionó.

Los tambores batá en el piano

Una pregunta de Nota Clave, acerca de la inclusión de los toques del tambor batá que ha incluido de manera percutir en el piano, mereció que Chucho Valdés explicara que estudió los tambores batá. «Y me dije, el piano es un instrumento melódico y armónico. Pero es un instrumento de cuerdas percutivas. El piano es un instrumento muy rítmico si tú quieres. Por qué no utilizar la rítmica dentro de la armonía del piano. Y entonces empecé a aplicar polirritmias afrocubanas ahí. También dijeron que Chucho estaba medio loco. Y también dio muy buenos resultados. Después de la Misa negra escribí una obra sinfónica que se llama Chaka zulú.  Que fue una obra que se hizo con Irakere y la Orquesta Filarmónica de La Habana, donde se hablaba las lenguas y la tradición que tenemos…».

Una interrogante de la periodista Amelia Deschamps, al ganador de múltiples Grammy Awards y Grammy Latinos, provocó que reflexionara que el panorama es muy amplio en cuanto a música. «Nosotros estudiamos la música Yoruba en La Habana fue adonde más llegaron de ellos, en Matanzas llegaron los arará con otras lenguas y otros toques». Expuso que la riqueza folclórica que vino de Africa es incalculable. «Todavía con los Yoruba no vamos ni a un 40% y quedan muchas cosas por explorar. Yo pienso que las nuevas generaciones van a seguir haciendo este trabajo. Yo voy a seguir haciendo este trabajo hasta donde pueda seguir, y los jóvenes sigan su línea».

Una revisitación de los inicios

Otra pregunta de Nota Clave sobre Jazz Batá 2, que es como un Viaje a la semilla, rememorando el título de la novela de Alejo Carpentier, un regreso al primer disco, una revisitación de aquel disco de 1973 por Egrem, grabado en el 1972 en los estudios Areito, el autor de Mambo influenciado explicó que antes de Irakere, «ya yo venía con investigaciones y exploración. Anteriormente tenía un cuarteto que era Paquito D’Rivera, Enrique Plá, Cachaito y yo. Y un día dije nosotros tenemos un potencial rítmico tan grande que si queremos no necesitamos usar la batería. Tenemos las congas, los timbales, los batá, los chekeré, los tambores arará, los abakuá; tenemos riqueza rítmica. Bueno, yo voy a hacer un disco sin batería. Antes de Irakere. Irakere es un producto de Jazz batá. Lo que le cayó al disco arriba fue tremendo. ‘¡Pero éste cómo va a hacer un disco sin batería, un trío con elementos africanos nada más, pero qué le pasa?’. Bueno, pues el disco hoy es un clásico. Y después de Irakere dejé ese trabajo así a medias. Y decidí retomarlo e hice Jazz Batá 2, que es este que voy a presentar, porque aquí estoy presentando la música afrocubana, la música pura cubana, estoy haciendo los cantos Yoruba de los santos más profundos de la santería y las danzas africanas también. Que no estaba aplicadla en Jazz Batá ni en Irakere tampoco. Por tanto yo comprendo que este trabajo es mucho más completo, después de tantos años de experiencia».

Pachico Tejada, de Listín Diario quiso indagar acerca de si la música joven que se hace actualmente cumplió lo que él soñaba de joven para la música. La pregunta tenia cocorícamo, pero el maestro la supo torear con elegancia. «Yo creo que sí, hay una generación, una cantidad de jóvenes talentosos, no solamente en Cuba, están en  España, en Nueva York, en el mundo entero, que están haciendo en este género del que estamos hablando ahora mismo, un trabajo super interesante. Y todos tienen un alto grado técnico. Todos son graduados de sus instrumentos, han estudiado muy bien la música y tienen también una información que es muy importante, muy grande. Hay otros tipos de música que no son mi especialidad y no voy a entrar en ese tema», acotó irónicamente.

Mambo influenciado y presencias de incógnito en el país

Un comentario del productor radial Octavio Beras Goico, experto en jazz, recordó cómo Sandy Gabriel se deja influenciar con su Mambo influenciado. «Yo grabé con Sandy y es increíble la versión de Mambo influenciado que hizo, que tiene un sabor dominicano, que está el merengue ahí vivo y bien vivo. También tengo la suerte de haber trabajado con grandes músicos dominicanos como Michel Camilo. Michel y yo hicimos gira juntos, hemos hecho muchos conciertos y soy un gran admirador de Michel Camilo, porque para mí es uno de los  más grandes pianistas que existe hoy. Y también de uno ya fallecido que fue Mario Rivera, que fue también extraordinario. Grabé también con Catarey. Toqué con catares y me atreví a hacer una vez un arreglo de un merengue para Irakere, que se llama Por culpa del güao. Me atreví, con el mayor respeto, pero con mucho amor».

Otra indagación de Nota Clave sobre presencias de Chucho de incógnito en el país, sobre todo en Santiago, donde tiene unos cuantos amigos. «Mucho, vengo mucho, mucho… Y grabé hasta con el Prodigio, grabé mucho con El Prodigio en el estudio de Jochy Sánchez allá en Santiago. Me gusta la música de ustedes, somos familia, estamos muy cerca y tenemos las mismas raíces», concluyó.

 

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