Este domingo la portada del periódico chino South China Morning Post dio una alerta que en sí es una amenaza: “¿Derrotar a un ejército sin luchar y sin bajas? Es muy posible, si se hace realidad un nuevo tipo de arma hipersónica propuesta por un equipo de científicos especializados en cohetes de China”.
Se trata de un nuevo dispositivo diseñado para generar un intenso pulso electromagnético capaz de aniquilar las líneas de comunicación y de suministro eléctrico, con un alcance de 3.000 km, más o menos la distancia entre la costa oriental de China y la isla de Guam. “Al volar a seis veces la velocidad del sonido, cubriría esta distancia en 25 minutos”, advierte el periódico.
“Puede liberar el 95 por ciento de la energía en sólo 10 segundos, lo que permite una descarga instantánea para causar daños por pulso electromagnético”, agrega el texto. “El arma de pulso electromagnético de sigilo activo basada en la regeneración de energía se ajusta a la tendencia actual de desarrollo de la guerra rápida, la confrontación fuerte y el daño de la información en todas las dimensiones».
A diferencia de los misiles balísticos, se mantendría dentro de la atmósfera terrestre para esquivar los sistemas de alerta temprana basados en el espacio, al tiempo que utilizaría tecnología de sigilo activo para evitar ser detectado por los radares en tierra, según el equipo de investigadores de la Academia China de Tecnología de Vehículos de Lanzamiento de Pekín.
Cuando el arma explote sobre la zona objetivo, no habrá vidas en peligro. Al contrario, las potentes ondas electromagnéticas producidas “provocarían la quema efectiva de los dispositivos electrónicos clave de la red de información del objetivo en un radio de 2 km”, señaló el ingeniero Sun Zheng y sus co-investigadores de la Academia China en un artículo publicado este mes, en una revista nacional titulada Tactical Missile Technology.
Las primeras armas de pulso electromagnético (PEM) requerían una cabeza nuclear para generar la energía del pulso, lo que limitaba sus aplicaciones, mientras que el arma PEM hipersónica utilizaría en su lugar explosivos químicos, según el equipo de Sun. La explosión química comprimiría un imán cargado eléctricamente conocido como “generador de compresión de flujo”, que convertiría la energía de choque en ráfagas cortas pero extremadamente potentes de microondas.
Se sabe que una bomba de pulso electromagnético de gran altitud no nuclear es pesada y voluminosa porque necesita llevar una gran cantidad de baterías para almacenar suficiente electricidad para desencadenar la explosión. Este tipo de bomba suele lanzarse desde un avión.
El líder del equipo de apellido Sun y sus compañeros de investigación dicen que una de las principales ventajas de su nueva arma es que el enemigo no sabría que está en camino: “Cuando un objeto viaja por el aire a hipervelocidad, las moléculas de aire se ionizan por el calor y forman una fina capa de plasma sobre la superficie del objeto. La capa de plasma puede absorber las señales de radar, pero no todas”.
Para conseguir un camuflaje total, el arma diseñada por el equipo de Sun convertiría el calor ambiental (normalmente a temperaturas superiores a los 1.000 grados centígrados) en electricidad, y utilizaría esa electricidad para alimentar numerosos generadores de plasma situados en distintas zonas del cuerpo del misil, explica el periodista del SCMP Stephen Chen.
Un investigador hipersónico de Nanjing que no participa en el proyecto aseguró al medio que la idea era factible, porque la tecnología de conversión de calor y generación de plasma ya se utiliza en la reducción de la resistencia aerodinámica o en el control de vuelo para los vuelos hipersónicos, según la información disponible.
Para conseguir el peso ligero necesario para la velocidad hipersónica, el arma no llevaría ninguna batería, según el equipo de investigadores. En su lugar, utilizaría supercondensadores con una densidad de potencia 20 veces superior a la de las baterías. Estos condensadores se cargarían sobre la marcha, utilizando la energía del generador de calor a electricidad.
Algunos expertos en armamento se han preguntado acerca de cierto parecido pero en infinita menor escala con el llamado Síndrome de La Habana, que podría originarse en algún tipo de arma hipersónica de menor tamaño, dirigido a personas.
Notas de las mejores agencias de noticias internacionales.