«¡Oh Camagüey, oh santo / camposanto, santo, santo! Beso / tu piedra secular, tu frente ennegrecida; / piso con mis zapatos de retorno, / con mis pies de ida y vuelta, / el gran reposo de tu pecho», cantó Nicolás Guillén a su cuna natal, a la cual retrató con este verso «Camagüey, suave comarca de pastores y sombreros».
Camagüey es una de las provincias fundamentales de Cuba. Tiene fama de haber sido la provincia más rica del Cuba antes del 60, esto gracias a que su economía era basada en la ganadería.
Es una ciudad bastante plana, pero grande. La tercera ciudad cubana, fue fundada el 2 de febrero de 1514 como villa, llamada Santa María del Puerto del Príncipe, también conocida como Puerto Príncipe.
Camagüey ha sido cuna del primer aporte literario de Cuba El Espejo de Paciencia, un poema escrito en 1608 por Silvestre de Balboa, escribano del cabildo de Santa María del Puerto del Príncipe; de una de las primeras mujeres escritoras de la lengua española Gertrudis Gómez de Avellaneda; del músico Luis Casas Romero realizador de la primera emisión de radio en Cuba; del Dr. Carlos J. Finlay, descubridor de que el mosquito aedes aegiptis es el transmisor de la fiebre amarilla, así como del poeta nacional Nicolás Guillén, cuya casa natal es uno de los objetos de turismo cultural más importantes de Cuba.
Nicolás Guillén escribió su Elegía camagüeyana, una de las páginas más perfectas de su poética.
Mi madre está en la ventana
de mi casa cuando llego;
ella que fue llanto y ruego
cuando partí una mañana.
De su cabellera cana
toma ejemplo el algodón,
y de sus ojos, que son
ojos de suave paloma,
se eleva otra vez y toma
nueva luz mi corazón.
Su arquitectura es esencialmente colonial, su centro antiguo fue declarado por la Unesco en el 2008 Patrimonio Cultural de la Humanidad. Y dentro de ello posee una de las joyas arquitectónicas antillanas, reflejo de su riqueza escultórica y monumental: el Cementerio General de Camagüey, que es el más antiguo en funcionamiento en Cuba, desde su apertura el 3 de mayo del 1814, constituyendo un museo al aire libre, donde coinciden todos los movimientos arquitectónicos que han marcado la ciudad desde su fundación.
La arquitecta y Máster en Conservación y Rehabilitación del Patrimonio Construido Adela García Yero ha publicado un elocuente artículo en el portal de la emisora insignia de esa provincia Radio Cadena Agramonte, reflejado por Prensa Latina, donde manifiesta que «El Cementerio crece tres veces en el propio siglo XIX y, por supuesto, en cada una de las ampliaciones prima el gusto constructivo de la época: con el Neoclásico llegan los frontones, las columnas y las pilastras adosadas y varios niveles en las construcciones».
Y detalla» «A fines del Siglo XIX y principios del XX, el eclecticismo deja su impronta, y de ahí surgen la serie de capillas que adornan la llamada Calle de Los Ángeles; luego, el Art decó comienza a penetrar y se convierte en un estilo muy comercial con predominio de la geometricidad, y el uso del granito, el crucifijo y el empleo de lámparas».
Una característica interesante es que este cementerio creció convirtiéndose de un cementerio de iglesia, en un cementerio de ciudad. Y es justamente la iglesia la que sirve de portada al cementerio. García Yero explica: «No es la construcción de un nuevo cementerio, sino la adecuación de un cementerio de parroquia para asumir la función de uno de ciudad, y esto hace que tenga como singularidad que la iglesia sea la antesala del Cementerio General, y ese propio nombre, también rompe con la dependencia de la Iglesia Católica».
A la entrada del cementerio, en la primera callecita a la izquierda, se torna en U y enseguida aparece de frente la lápida de Dolores Rondón, quizás la lápida más famosa de esa necrópolis, con el epitafio más conocido de la ciudad, atribuido a un señor enamorado de Dolores Rondón, quien prefirió casarse con un español que tiempo después falleció, dejándola enferma en la ruina, por lo que ese fiel enamorado de hizo cargo de ella hasta la muerte, y le escribió una décima perfecta que dice así:
Aquí Dolores Rondón
finalizó su carrera
ven mortal y considera
las grandezas cuáles son:
el orgullo y presunción,
la opulencia y el poder,
todo llega a fenecer
pues solo se inmortaliza
el mal que se economiza
y el bien que se puede hacer.
A cuatro pasos a la derecha de esa lápida, pegada a la pared de la esquina del fondo de la iglesia, se encuentra el osario de la familia Machado Rivero, donde descansan los restos mortales de Rita Machado y Alfonso Quiñones, Margarita Galindo y David Machado, padres y abuelos de quien suscribe, y de muchos parientes más.
Entre las tumbas más importantes del cementerio de Camaguey se encuentra la del Marqués de Santa Lucía, Salvador Cisneros Betancourt, de quien se dice fue el único miembro de la nobleza criolla que se incorporó a la lucha por la independencia de Cuba ante el colonialismo español, y dos veces presidente de la República en Armas en el siglo XIX; la de Amalia Simoni, esposa de Ignacio Agramonte, El Mayor, la más importante referencia de la guerra de independencia en el Camagüey del siglo XIX; así mismo el mausoleo a Joaquín de Agüero, prócer independentista del Camagüey; y Vicentina de la Torre, fundadora del Ballet de Camagüey en 1967, institución cultural donde estudiara años después la destacada bailarina dominicana y ex directora del Ballet Nacional Dominicano, Mónika Despradel.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).