Fue ayer miércoles 11 de diciembre del 2019. Día histórico para la música de República Dominicana, para la bachata, ese ritmo que sigue viviendo en los colmados y en los dos o tres cabarets que deben quedar por ahí desperdigados, y también en las discotecas de lujo y que ha tomado por asalto a contrapelo de los mayores, que la consideraban un género de guachimanes y putas, las altas torres de Piantini y Naco.

El momento en video en que la Bachata fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad fue emotivo.

Al César lo que es del César, este logro se debe a los esfuerzos y al prestigio del embajador dominicano ante la Unesco, el cantautor José Antonio Rodríguez. Y por supuesto a Ernesto, consejero en la misión diplomática la pasión de los bachateros de corazón.

Tuve el honor de abrir la brecha gracias a la invitación de José Antonio y la Misión Diplomática de RD ante la Unesco. Fue en mayo del 2018, antes de regresar del Festival de Cannes a Santo Domingo hice una parada de tres días en París para ofrecer una conferencia sobre el género y su evolución en el Instituto Cervantes de París, titulada Bolero y bachata, la sobrevivencia .

Recuerdo que en aquel momento expliqué que yo mismo había aprendido a bailar bachata gracias a una noruega que vivía en el país, ex esposa de mi amigo el productor de televisión y animador Jhoel López. Lo que demuestra la internacionalización de un género de fuerte arraigo en el corazón de los dominicanos, que lo bailan y lo cantan, como acaba de ocurrir con la Cruzada realizada por Romeo por 15 provincias del país, con el apoyo patrocinador del Grupo Telemicro y la telefónica Viva.

A partir de hoy reproduciré en tres partes esa conferencia brindada en ese momento y que fue ilustrada con numerosos videos, algunos de los cuales aquí se incluyen.

Bolero y bachata, la sobrevivencia

¿Por qué la Bachata debe ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad?

I
ORIGENES
República Dominicana, cuna de la música del Nuevo Mundo

Santo Domingo es la cuna de la música del Nuevo Mundo. Tal vez por eso los dominicanos son de los pocos países del mundo que son autosuficientes, musicalmente hablando. Produce la música que consume y a la vez la exporta.

Después del encontronazo, como le llamaba Alejo Carpentier a la llegada de los españoles el 12 de octubre de 1492, de las culturas española con las nativas que existían en cada uno de los territorios que luego llamaríamos América, Bartolomé de las Casas fue el primero en ofrecer la ejecución de una obra musical religiosa en el Nuevo Mundo.

Según el investigador ruso Nicolai Slonimsky, en su obra La música en América Latina, traducida y publicada en Buenos Aires en 1947, “Bartolomé de las Casas En 1510 celebró misa con participación de un coro, en la iglesia de la ciudad de La Vega”.

Un año antes, según Laureano Fuentes Matons en Las artes en Santiago de Cuba (La Habana, 1893), con la llegada del Virrey Diego Colón y doña María de Toledo a La Vega, pudo ocurrir el primer baile europeo en América.

Desde que estuvo activa, en1538, la Universidad Santo Tomás de Aquino, se servían cátedras de música y canto. Dos años después, en 1540, la Catedral de Santo Domingo, Primada de América, fue consagrada con Chantre, organista y coro.

De hecho el primer dramaturgo nacido en el hemisferio y primer músico, fue Cristóbal de Llerena (1541-1626), que nacido y fallecido en Santo Domingo, fue organista de la Catedral a fines del siglo XVI.

En fin, la música, otra música, se había unido el aire que fluía sobre la tierra que daría al mundo más de un ritmo.

Emilio Rodríguez Demorizi, para mí el más brillante historiador dominicano, fuente primigenia de cuanto dato interesante puedan imaginarse, en su “Música y baile en Santo Domingo” (Colección Pensamiento Dominicano en Santo Domingo, 1971), da cuenta de que:

El 26 de septiembre de 1540, el Obispo Fuenmayor le pidió al Emperador provisión para las personas más meritorias en su igleisa: el Lic. Tomás Franco de la Fuente, predicador y muy acepto a todo el pueblo; y el racionado Madrid (Alonso de Madrid) ques músico muy bueno y la Capilla no vale sin él nada. Todavía aparecía como músico en 1581.

Desde el siglo XVI comienzan a coexistir el elemento musical autóctono, más la musica europea, fundamentalmente la española, y la que traían consigo los negros esclavos desde África. Y esa coexistencia que muy pronto comienza a mezclarse en ese Gran Colisionador de Hadrones que fue y sigue siendo la cuenca del Caribe, es la que aporta esa enorme cantidad de ritmos: merengue, cumbia, son, calipso, bomba, changuí, conga, carabiné, merecumbé, plena, reggae, rumba, soca, chachachá, mambo, ballenato, bolero, bachata, y muchas más.

Pero, según don Mariano Lebrón Saviñón, en su voluminosa Historia de la Cultura Dominicana (BanReservas, 2016, pág.87) “A inicios del siglo XVI se bailaron danzas europeas, como la pavada y el minué, pero sobre todo españolas, entre las que se recuerdan el ya olvidado escarramán, y el más famoso de todos: el fandango”.

El fandango parece ser el origen de muchas cosas por aquel nuevo mundo, culpable de otras tantas fechorías musicales.

Sin embargo, si nos vamos a la Real Academia de la Lengua y buscamos en su Diccionario de Autoridades, tomo III (1732), encontramos esta maravilla de nota. Y veamos que esas autoridades eran nada más y nada menos que Santa Teresa de Jesús, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Inca Garcilazo de la Vega, Vicente Espinel, Fray Luis de León, Calderón de la Barca, Miguel de Cervantes y Saavedra, Lope de Vega, entre otros dice así:

Diccionario de Autoridades – Tomo III (1732)

FANDANGO. s. m. Baile introducido por los que han estado en los Reinos de las Indias, que se hace al són de un tañido mui alegre y festívo. Latin Tripudium fescenninum.

O sea, que el fadango, según esas autoridades de la lengua no fue originario de España, sino que lo llevaron a España de lo que ellos llamaban Las Indias.

Quiere esto decir que su origen es Hispanoamericano y no Español Penínsular. Por tanto, es hechura de ese famoso Gran Colisionador de Hadrones, y que como un Bosón de Higgs encontramos perdido en los tiempos.

Según el sabio cubano don Fernando Ortiz, la palabra fandango es de etimología mandinga, al reparar en la voz fanda (convite) seguida del despectivo ango. Dada la notable presencia mandinga en España de los siglos XVII y XVIII, «esta terminología nos parece aceptable», acaba diciendo Fernando Ortiz, cuando deduce que el término fandango equivaldría a «fiesta donde se come, fiesta de convite y diversión; algo así como un te dansant de estos días que corren entre gente blanca; y de ahí al baile hubo breve paso semántico». Mismo significado que va a tener tiempo después el vocablo bachata.

En su Historia del Nuevo Mundo, el milanés Girolamo Benzoni, dejó estampada en crónicas lo que veía durante su estancia en las islas del Caribe entre 1543-1545, más concretamente en Santo Domingo, donde llegó a permanecer durante once meses1, lo que le permitió presenciar muy de cerca la esclavitud, sobre todo en las minas de oro del Cibao.

“Cuando los indios de esta isla empezaron a quedar exterminados, los españoles se proveyeron de negros de Guinea, conquistada por el rey de Portugal, de los que trajeron muchísimos. Cuando había minas los hacían trabajar en el oro y la plata […]”2.

¿Adónde quiero llegar con este punto, dónde está el hilo que lleva a la bachata?

Julio Arzeno explica en su Folklore musical dominicano, publicado en 1927 y citado por el historiador Alejandro Paulino Ramos en su por momentos inconsistente libro sobre la bachata y el son, que “el regocijo de nuestro campesino por el baile o fandango, -que entre nosotros no es determinado género de baile, sino fiesta general campesina- se evidencia en la diversidad de estilos que poseen…”3

Y continúa Paulino Ramos: “Esas fiestas populares llamadas fandangos dieron paso décadas después, a las famosas bachatas que tenían el mismo sentido que las anteriores pasadías, fiesta, diversión donde se cantaba, bailaba y tomaba bebidas alcohólicas al ritmo de los instrumentos y las músicas que estaban en boga para entonces”.

O sea que bachata, que es un término que se riega por el resto del Caribe hispano, es un término que define un tipo de fiesta.

De ese modo trascienden en la cultura popular cubana. Según el Glosario Popular Cubano de los autores Pedro Guerrero Ortíz, Brígida Pastor Pastor y Leonardo Depestre Catony, de las universidades de Murcia, Glasgow y La Habana:

Bachata: broma, juego entre amigos, juerga, holgorio. Aceptado por la R.A.E.
(Cuba).

NOTAS AL PIE
1CARRARA DÍAZ, Manuel. “Introducción y notas”, en BENZONI, Girolamo, Historia del Nuevo Mundo, (1989), Alianza Editorial, Madrid, , pp. 7-11 y 42-43.
2BENZONI, Girolamo. Historia del Nuevo Mundo, introducción y notas de CARRERA DÍAZ, Manuel, (1989), Editorial Alianza, Madrid, , libr. II, p. 161.
3PAULINO RAMOS, Alejandro. Bachata y Son en la historia musical dominicana, (2017), Editora Colegial Luz de Luna, Santo Domingo, pag. 21.

(Continuará)

Esperamos tu comentario

Deja un comentario