José Antonio Rodríguez con sus nietas Sofía y Rosalía (Foto: Alfonso Quiñones)

Las palabras que NC reproduce a continuación fue el discurso que pronunció el pasado 16 de diciembre José Antonio Rodríguez en el Ministerio de Relaciones Exteriores ante el canciller, el ministro de Cultura y algunos bachateros, así como la prensa y funcionarios del servicio diplomático:

«Buenos días. Vaya mi saludo al canciller Miguel Vargas Maldonado así como al apreciado Ministro de Cultura Eduardo Selman. A los artistas del género Bachata que desde principios de los sesenta, sin quererlo ni trabajar para ello han esperado el reconocimiento, no solo del aplauso y la fama que se desprende de su arte, manifestado en este merecido galardón por parte de la única institución con el prestigio del mundo, la UNESCO.

De igual forma quisiera agradecer la presencia de funcionarios e invitados especiales.

Como se trata de un encuentro con la prensa quiero manifestar mi agradecimiento a todos los que motivados por un sentimiento común se han sentido compromisarios con este histórico momento en el que orgullosamente, todos nos sentimos protagonistas.

Reconocer la participación de la comunidad a través de instituciones ligadas a la cultura y la complicidad de los ministerios de relaciones exteriores y cultura.

Estas palabras, en principio estaban motivadas para hacer una cronología detallada del tiempo transcurrido desde el primer día en que iniciamos la hermosa labor de la confección del expediente. Esa era la motivación inicial hasta que ayer, mis hijos me sorprendieron con la noticia de que mis nietas estarían aquí presente. Entonces me pregunté si las palabras tendrían esa complicada elaboración propia de hablarle a conocedores de la palabra. Es por eso que les pido disculpas por hablarles a ellas con la simplicidad del honor y el orgullo que siente su abuelo.

Sofía, Rosalia,…hoy les quiero contar una hermosa historia de amor escrita por artistas, funcionarios, comunicadores y gente común, tanta gente común que seríamos incapaces de acomodar dentro de esta sala.

Cuando sean grandes y recuerden a conciencia este momento quiero que sepan que para llegar a él solo se necesitó el amor y el orgullo de haber nacido, crecido en esta tierra dominicana, a las cuales ustedes han llegado, no para ser el futuro, sino para reconocer el presente.

A su lado se encuentran personas que unicamente los mueve el sentimiento de grandeza, que solo pueden sentir los que se sienten cobijados por la misma sombrilla, la dominicanidad.

Su abuelo habla por todos ellos. Su abuelo no es el responsable de lo que hoy celebramos, yo solo he tenido el honor de ocupar el lugar que un maestro me cediera, un maestro que en 7 años me ha enseñado lo que es ser un servidor público. Un maestro que no toma vacaciones y que a veces, no pocas, no recibe el reconocimiento por su dedicación. Pero hoy es diferente porque esta conquista la ha logrado entendiendo que solo nuestra cultura nos hace únicos en el mundo. Solo la cultura de este pueblo tiene espacio para elevar una voz tan fuerte y clara que los habitantes del mundo sean capaces de valorar y reconocer.

Cuando ese maestro nos pidió que el novio merengue, necesitaba de la novia la Bachata, todos entendimos que debíamos realizar la boda en el menor tiempo posible para que el pudiese ser el padrino, misión cumplida estimado maestro-presidente. Por eso, mis queridas nietas, su abuelo no ha estado en sus cumpleaños pero sé que este regalo será suficiente para que comprendan que el tiempo solo tiene valor cuando se invierte para obtener resultados. Y que mejor resultado que distinguir a todo un pueblo al que ustedes pertenecen, un pueblo, y lo digo con conocimiento de causa, reconocido y valorado por la comunidad internacional… Porque les confieso que esto no se hubiese logrado si ese expediente no hubiese sido realizado y firmado por los dominicanos.

Así que, amadas, extrañadas pero siempre presentes, Sofia y Rosalía, mis queridas nietas, hoy su abuelo está aquí arriba con la sola excusa de agradecer a todos y cada uno de los que hicieron posible esta histórica acción para celebrar la Navidad. Y sin temor al olvido, puedo agradecerles por su nombre y sentirme agradecido… Gracias por ser ejemplo, gracias a todos y todas con los y las que comparto el mismo apellido de la Bachata… dominicanas y dominicanos.

Que tengan buen día y feliz bachatera navidad».

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