En la cama de su residencia en Estados Unidos, sonriente, con la voz menguada, y los ojos más achinados que nunca, ha recibido sus 85 años de edad el dominicano Johnny Pacheco, el hombre que convirtió la salsa en un ritmo que se adueñó durante un buen tiempo del rumbo de la industria musical latinoamericana.

Juan Azarías Pacheco Kiniping nació el 25 de marzo de 1935 en Los Pepines, un barrio muy musical de Santiago de los Caballeros y aunque a los 11 años fue llevado a Estados Unidos, siempre se ha considerado dominicano. Su padre fue director y clarinetista de la legendaria Orquesta Santa Cecilia, él le regaló su primer instrumento y obviamente le puso a estudiar música en la Academia Julliard.

Con el paso del tiempo se convirtió en un referente de la música latinoamericana, como músico, compositor, arreglista, director y productor musical que, tras pasar por el conjunto de Charlie Palmieri a fines de los 50, ya en los 60, fanático como era de las orquestas charangas cubanas y bajo el influjo del conjunto de Arsenio Rodríguez (aquella agrupación que reunió a algunos de los mejores músicos cubanos de todos los tiempos, Rubén Gonzalez y Lili Martínez en el piano, Chano Pozo en las congas, y Machito como cantante), así como de Fajardito (como le llamaba Pacheco en una entrevista realizada por quien suscribe), el gran flautista cubano José Antonio Fajardo, quien con su flauta de caña acuñó un modo de tocar el instrumento que mucho le influyó cuando Johnny creó su orquesta Pacheco y su Charanga, lo que arrastró luego hasta la Fania, orquesta que armó,dirigió y produjo desde 1968, como parte del sello de igual nombre, armado por Jerry Masucci y él en 1963. También le debe a Richard Egüez el legendario flautista dela Orquesta Aragón.

«Nosotros lo que hemos hecho es música cubana», reconoció Johnny Pacheco, ganador del Gran Soberano en 2009, a quien redacta durante una entrevista para Diario Libre.

El 27 de abril del 2004, durante un evento que le organizara su ciudad natal dentro del espacio Arte Vivo, expresó a este periodista que cuando era niño, escuchaba las radionovelas que oía su mamá en un radiecito de ondas cortas. Era una emisora cubana que pasaba aquellas radionovelas de Iris Dávila o Félix B. Caignet, el mismo autor de «Frutas del Caney».

«Después de las radionovelas -afirma Johnny Pacheco- quedaba música cubana y aquella música se me fue metiendo en la sangre, hasta el día de hoy. Pero mis maestros en la flauta fueron dos cubanos Richard Egüez con la Orquesta Aragón, y José Fajardo. A mí siempre la música que me gustaba era la cubana. Por eso es que cuando llegó el momento de la salsa, la música cubana siendo la base, nos dio posibilidades de echarle un poco de aquí y de allá. Fíjate si es así que en las Estrellas de Fania siempre han habido dominicanos, puertorriqueños, cubanos y hasta dos judíos y un inglés», explicó entre risas.

La Fania sigue siendo la Fania en el imaginario popular, convertida en leyenda. Y con ella, al frente este creador y empresario que dignificó la música caribeña hasta llevarla al teatro Olympia de París, el Estadio Statu Hai de Kinshasa o el Palacio de los Deportes de Barcelona, pasando por el Tokio Music festival.

Johnny Pacheco es a los 85 años y para siempre, salsa.

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