La Voyager 2 es uno de los dos artefactos creados por el hombre que ha logrado traspasar el Sistema Solar. Lanzada al espacio cósmico el 20 de agosto de 1977 desde Cabo Cañaveral, en la Florida. Se estima que a pesar de que muchos de sus instrumentos se encuentran fuera de servicio, aún continúa inspeccionando los alrededores del sistema solar. A la velocidad de 14,8 km/s, tardará unos 193 000 años en alcanzar la estrella Ross 248, de la que pasará a una distancia de 1,7 años luz.
Sin embargo, ingenieros de la nave Voyager 2 tratan de restaurar operaciones normales de la misión tras activarse un procedimiento de autoprotección contra fallos en la nave, en ruta por el espacio interestelar. Se programaron múltiples rutinas de protección contra fallos de funcionamiento tanto en la Voyager 1 como en la Voyager 2 para permitir que las naves tomen medidas automáticamente para protegerse si surgen circunstancias potencialmente dañinas. En el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California, los ingenieros aún se comunican con la nave espacial y reciben telemetría, según informaciones de la NASA.
El sábado 25 de enero, la Voyager 2 no ejecutó una maniobra programada en la que la nave espacial rote 360 grados para calibrar su instrumento de campo magnético a bordo, esto obviamente disparó las alarmas.
Según los datos, el análisis de la telemetría de la nave espacial indicó que una demora inexplicable en la ejecución a bordo de los comandos de maniobra dejó sin darse cuenta dos sistemas que consumen niveles relativamente altos de potencia operando al mismo tiempo. Esto provocó que la nave espacial sobre utilizase su fuente de alimentación disponible.
La rutina del software de protección contra fallos fue diseñada para administrar automáticamente tal evento y, por diseño, parece haber apagado los instrumentos científicos de Voyager 2 para compensar el déficit de energía, informa la NASA.
El 28 de enero los ingenieros de Voyager apagaron con éxito uno de los sistemas de alta potencia y volvieron a encender los instrumentos científicos, pero este 29 de enero aún no habían logrado reanudar la toma de datos. El equipo ahora está revisando el estado del resto de la nave espacial y está trabajando para devolverlo a las operaciones normales, dice el comunicado.
La fuente de alimentación de Voyager proviene de un generador termoeléctrico radioisotópico (RTG), que convierte el calor de la descomposición de un material radiactivo en electricidad para alimentar la nave espacial. Debido a la descomposición natural del material dentro del RTG, el presupuesto de energía del Voyager 2 se reduce en aproximadamente 4 vatios por año. El año pasado, los ingenieros apagaron el calentador primario del instrumento del subsistema de rayos cósmicos Voyager 2 para compensar esta pérdida de energía, y el instrumento continúa funcionando, afirma el comunicado.
Los operadores deben lograr administrar la fuente de alimentación de cada Voyager, y además deben administrar la temperatura de ciertos sistemas en la nave espacial. Si las líneas de combustible de la nave espacial se congelaran y se rompieran, la Voyager ya no podría apuntar su antena hacia la Tierra para enviar datos y recibir comandos. La temperatura de la nave espacial se mantiene mediante el uso de calentadores o aprovechando el exceso de calor de otros instrumentos y sistemas a bordo, según se informa.
Actualmente la Voyager 2 se encuentra a una distancia de la Tierra de 18,500 millones de kilómetros, por lo que los comandos de comunicaciones que viajan a la velocidad de La Luz se demoran unas 17 horas en llegar a la Voyager 2 y otras 17 horas en recibir respuesta en la Tierra. Por lo que tienen que esperar unas 34 horas para averiguar si los últimos comandos enviados han logrado el efecto deseado en la nave espacial.
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