En 1964, el intelectual francés Jean Paul Sartre rechazó en una carta el Premio Nobel de Literatura debido a sus convicciones de que la relación entre el hombre y la cultura debían desarrollarse sin pasar por instituciones del sistema. Veinte años atrás había estrenado, justo el 27 de mayo de 1944, la pieza «A puerta cerrada», del llamado teatro existencialista. Hacía cuatro años había estado en La Habana adonde había viajado, obnubilado por la naciente revolución, de donde sale aquella foto de Korda, donde aparece el Che Guevara encendiéndole un puro a Sartre en la medianoche, en su despacho de presidente el Banco Central, mientras Simone de Beauvoir admiraba el instante como si en medio de la vastedad del universo se encendiese un átomo de hidrógeno.
La invitación a Cuba se la había hecho el intelectual Carlos Franqui, después debidamente defenestrado por el gobierno revolucionario. A Sartre le sorprendió en aquel momento de ebullición romántica, fue… la ausencia de ideología, según sus propias palabras.
De la visita intensa de 30 días, donde hasta montaron en lancha con Fidel Castro, queda un libro interesantísimo publicado en Cuba, bajo el título de Huracán sobre el azúcar, donde en el acápite Sartre visita a Cuba, el filósofo francés dibuja una realidad que le decía -después de pasar por la Unión Soviética y China- que las fuerzas revitalizadoras que aportaban aquellos jóvenes, era otra cosa. Revisitar ese libro sería de suma utilidad para los dirigentes cubanos de hoy, para darse cuenta adonde fue a dar todo aquel huracán. Once años después Sartre rompería con Cuba.
En 1960 el autor de El ser y la nada (1943) había publicado Crítica de la razón dialéctica, donde trata de reconciliar el marxismo y el existencialismo. Ahí se tira de cabeza y hace una de las revelaciones más interesantes que son la almendra del socialismo en todas sus variantes, no ya del comunismo (que según lo descrito en la teoría nunca ha existido y ojalá no llegue a existir): «negarse a reconocer el pensamiento mismo como una actividad dialéctica, disolverlo en la dialéctica universal y eliminar al hombre dispersándolo en el universo. Esto les permite sustituir la Verdad por el Ser. Ya no hay conocimiento en el sentido estricto del término; El ser ya no se manifiesta de ninguna manera: simplemente evoluciona de acuerdo con sus propias leyes. La dialéctica de la naturaleza es la naturaleza sin hombres. Por tanto, ya no hay necesidad de certeza, de criterios; incluso el intento de criticar y establecer el conocimiento resulta inútil. El conocimiento de cualquier forma es una relación entre el hombre y el mundo que lo rodea, y si el hombre ya no existe, esta relación desaparece».
¿Había ya estado en Cuba a esas alturas en que escribió esto? Probablemente no. Sin embargo fue una premonición de lo que iba a suceder pocos años después.
Dieciséis años antes, había sido el estreno de «A puerta cerrada», en el Teatro de la Vieux -Colombier de París, una sala para 300 espectadores, fundada en 1911 y donde por estos días se encuentra en tablas la obra de J. M. Coetzee Esperando a los bárbaros.
La obra de Sartre es una visita al infierno, de lo cual se da cuenta el espectador poco a poco, y hasta el mismo protagonista. La obra es conocida por una frase lapidaria: «El infierno son los otros». Sin embargo, hay otra que es un poco más explícita y más actual, cuando Inés le dice a Estella: «Estamos en el infierno, nenita, y nunca se producen errores; a la gente no se la condena por nada».
Para más explicaciones, mire a su alrededor, lo mismo en Cuba que en República Dominicana. No sé si sirvan mucho de invitación estas letras para que asistan al Teatro Nacional a ver esta primera obra que abre la temporada en medio de la pandemia aun y de las vacunaciones, dirigida por el director artístico y general del Teatro Nacional Eduardo Brito, Carlos Espinal, un actor y director de gran calidad.
Horarios, precio y descuentos
La puesta en escena dominicana de A puerta cerrada cuenta con los auspicios de la Embajada de Francia en República Dominicana, la Fundación Amigos del Teatro Nacional, el Ministerio de Cultura, el Banco Central, Propagas y Fundación Propagas.
Las presentaciones serán de jueves a domingo, durante el mes de julio, en la Sala Ravelo.
Jueves y viernes a las 4:00 p.m. Sábados y domingos a las 11 de la mañana y 4:00 p.m.
Boletas a la venta en la boletería del Teatro Nacional. Entrada general RD$1,000.
30 % de descuento para mayores de 65 años y estudiantes mayores de 16 años, presentando
fotocopia de su documento de identidad y carnet de estudiante, según aplique.
15% de descuento para las personas vacunadas con dos dosis y 10% de descuento con 1 dosis,
presentando copia de su tarjeta de vacunación y cédula.
Para mayor información sobre los horarios de la obra y ventas de boletas: 809-687-3191, ext 252, boletería del TN.
Uso obligatorio de mascarilla así como todas las medidas de protocolo sanitario para la prevención del Covid 19.
Ficha técnica
Obra: A puerta cerrada
Autor: Jean Paul Sartre
Dirección: Carlos Espinal
Dirección musical: Dante Cucurullo
Actuaciones: José Lora (Checho), Sabrina Gómez, Ana Rivas (actores de planta
del TN reunidos por primera vez) y la participación de la actriz y bailarina Patricia Ascuasiati.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).
[…] «A puerta cerrada», Jean Paul Sartre y el hombre que le encendió el puro […]
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