Cien años de soledad, edición príncipe.

SD. En el siglo XX, sobre todo en su segunda mitad, la novelística latinoamericana fue la protagonista en la literatura castellana. Ese despertar literario tuvo que ver entre otras cosas con una serie de sucesos históricos, cuyos fermentos venían gestándose desde siglos atrás, primero con la colonización española, y sobre todo a partir de la Revolución Haitiana (1791-1984), primera y única rebelión triunfante de esclavos en la historia del mundo, que devino al final en la proclamación del Primer Imperio de Haití.

Otro elemento fue la instauración en la primera mitad del siglo XX, de varias dictaduras a lo largo de la geografía latinoamericana, como en El Salvador (Maximiliano Hernández Martínez), Cuba (Gerardo Machado y Fulgencio Batista); República Dominicana (Rafael Leónidas Trujillo), Venezuela (Marcos Pérez Jiménez), Colombia (Gustavo Rojas Pinilla), Guatemala (Manuel Estrada Cabrera y Jorge Ubico Castañeda), Nicaragua (Anastasio Somoza); y en la segunda mitad sobre todo en Paraguay (Alfredo Strossner), en Uruguay (dictadura militar), en Bolivia (Hugo Banzer), en Ecuador (Guillermo Rodríguez Lara) y en Chile (Augusto Pinochet), entre muchos otros casos.

Ese fermento tuvo una erupción volcánica con la Revolución Cubana y aquellos primeros años románticos, que atrajo, como panal a la abeja a la joven intelectualidad latinoamericana de la época, cuya primera grave fractura ocurrió con el famoso Caso Padilla, cuando el poeta Heberto Padilla fue detenido tras la publicación del poemario Fuera de juego, lo que provocó en 1968 el divorcio entre gran parte de la intelectualidad occidental con el régimen cubano, entre ellos Mario Vargas Llosa, Octavio Paz y Julio Cortázar, pasando por Simone de Beauvoir o Jean-Paul Sartre, Marguerite Duras, Jaime Gil de Biedma, Alberto Moravia, Pier Paolo Passolini, Alain Resnais o Juan Rulfo, entre una larga lista de escritores, cineastas y pensadores que firmaron una carta pidiendo explicaciones al gobierno cubano.

Luego, el derrocamiento del gobierno socialista de Salvador Allende, electo democráticamente en Chile por el golpe de estado fascista de la cúpula militar encabezada por Pinochet; la guerra de guerrillas en América Latina se generalizó, y también se volvieron cotidianas las torturas, las muertes, el exilio. Todo, fuente para la literatura de ficción que emergió con una fuerza inusitada, sobre todo en la novela.

Si bien desde el siglo XIX se generan novelas como Cecilia Valdés o la Loma del Ángel, del cubano Cirilo Villaverde (1839); María del ecuatoriano Jorge Isaacs (1867); Las memorias póstumas de Blas Cubas, del brasileño José María Machado de Assís (1880), ya en el siglo XX hay que mencionar Canaima, del venezolano Rómulo Gallegos (1935), así como otras marcadas por la revolución mexicana como Los de abajo, de Mariano Azuela (1915), La sombra del caudillo de Martín Luís Guzmán (1929) y Al filo del agua, de Agustín Yáñez (1947).

En su importantísimo ensayo La gran novela latinoamericana, Carlos Fuentes se refiere a conceptos como el Boom, el Búmerang, el Post Boom y el Crack llamando al cuento El Aleph, de Jorge Luis Borges, como el espacio donde todos los espacios coexisten.

Destaca autores como Elena Poniatowska, Margo Glantz, Bárbara Jacobs, Carmen Boullosa, Ángeles Mastretta, Daniel Sada, Álvaro Enrigue y Juan Villoro. Así mismo menciona a Roberto Bolaño, Antonio Skármeta, Alberto Fuguet, Juan Gabriel Vásquez, Jorge Volpi, Ignacio Padilla o Xavier Velasco.

Ninguna de las selecciones consultadas, entre ellos el citado ensayo, incluyen a Juan Bosch, cuya novela La mañosa (1935) es una buena primera novela, aunque hay que reconocer que la maestría de Bosch estuvo en sus cuentos y sus ensayos. Cabe destacar que las letras dominicanas han dado novelas importantes como Enriquillo, de Manuel de Jesús Galván en 1879, que fuera alabada por José Martí y es considerada la gran novela indigenista del Nuevo Mundo; luego en importancia le sigue Over, de Ramón Marrero Aristy, publicada en 1939; El Masacre se pasa a pie, de Freddy Prestol Castillo, publicada en 1974; Biografía difusa de Sombra Castañeda y La Mosca soldado, de Marcio Veloz Maggiolo; La balada de Alfonsina Bairán, de Andrés L. Mateo; Solo cenizas hallarás, de Pedro Vergés, y más para acá en el tiempo Carnaval de Sodoma, de Pedro Antonio Valdés, entre otras destacables.

Algo más, desde finales del siglo XX e inicios del siglo XXI, el eje del interés de la literatura escrita en castellano se ha desplazado de América Latina hacia España. Pero eso puede ser otra selección que hagamos en algún momento.

Aquí una breve selección de 15, solo 15, novelas latinoamericanas del siglo XX que todo aspirante a lector -no ya a escritor- debe leer con especial fruición. Esta es mi selección, agregue Ud. las suyas. Sé que faltan mujeres, pero creo que los mejores aportes de la mujer latinoamericana ha estado más centrada en la poesía que en la novela. Al menos para mí ninguna de las novelas de Isabel Allende (es cuestión de gustos), ni Como agua para chocolate, de Laura Esquivel, por citar dos, le llegan al impacto, aportes y trascendencia a las aquí incluidas. La lista la encabeza el Quijote latinoamericano que es Cien años de soledad, del Premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez.

Actualmente la voz más alta de las letras en castellano es el Premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa (82 años), quien sigue activo, así como el chileno Antonio Skármeta (77 años), los únicos vivos de la lista propuesta.

  1. Cien años de soledad, Gabriel García Márques (1967)
  2. La ciudad y los perros, Mario Vargas Llosa (1963)
  3. Rayuela, Julio Cortázar (1963)
  4. Pedro Páramo, Juan Rulfo (1955)
  5. Yo, el supremo, Augusto Roa Bastos (1974)
  6. El túnel, Ernesto Sábato (1948)
  7. El señor presidente, Miguel Ángel Asturias (1946)
  8. El siglo de las luces, Alejo Carpentier (1962)
  9. La vida breve, Juan Carlos Onetti (1950)
  10. La muerte de Artemio Cruz, Carlos Fuentes (1962)
  11. Paradiso, José Lezama Lima (1966)
  12. Bomarzo, Manuel Mujica Lainez (1962)
  13. Tres tristes tigres, Guillermo Cabrera Infante (1967)
  14. Noticias del imperio, Fernando del Paso (1987)
  15. Ardiente paciencia (El cartero), Antonio Skármeta (1985)

Agregue Ud. las novelas de su gusto.

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