SD. La experiencia de ir al teatro debe ser la misma como la de ir a un templo. Los estalinistas trasnochados no conocen las reglas de un templo, mucho menos de un teatro. Lo peor que te puede pasar si vas a un teatro es que cerca de ti caiga un imbécil que si se huele las manos aún le apesta la gasolina de los cocteles molotov de los años 70 u 80. El de anoche, con el odio de clases, no pudo gozarse la presentación de Georgina Duluc en su papel de Eva en el monólogo ¿Aló, Dios? ¡Habla Eva!

Eva es lujuria y es pecado (Fuente Externa)

Confieso que me sorprendió el crecimiento actoral que ha tenido la Duluc. Y me gocé, con carcajadas cuando tocaba, que más allá de aquel papel frivolillo y superficial de una muchacha llamada la reina de las alfombras rojas, se escondiese una actriz respetable ante la cual me quité el sombrero imaginario, porque un monólogo es un monólogo, y más cuando dura una hora y hay efectos, cambios de tono, inflexiones, transiciones y cuando su descarga personal es nada más y nada menos que… con Dios.

En una obra como esta se corre el riesgo de quedarse en lo irreverente. Pero quien saca la andanada de reclamos de la primera mujer de la humanidad es justamente Dios… que tiene voz de mujer.

Eva exige ser escuchada (Alfonso Quiñones)

Un excelente diseño de luces sobre la solución escenográfica de Fidel López, fresca y original, se agradece; así como el maquillaje, la peluquería y el vestuario, son inmejorables; y los efectos sonoros y la musicalización de Darwin Pérez complementen este monólogo adaptado y reescrito por Waddys Jáquez, que transformó la obra original de los venezolanos Marcela Girón y Guillermo Canache, en una versión aterrizada en República Dominicana. En el texto aportó también el joven director Ramón Santana. Anyeli Baez y Raeldo López pusieron las voces en off. La producción técnica es de Franklin Rodríguez.

¿Aló, Dios? ¡Habla Eva! es una diatriba contra los hombres, un #Metoo desde el Paraíso con una Eva lenguaraz, controversial, insolente, que le tira en rostro a Dios todas las frustraciones de una mujer normal.

Una voz de las usuales en las empresas telefónicas la atiende en el Paraíso, que se ha convertido en una empresa capitalista. Así, la primera mami de la creación indignada por los maltratos sufridos como mujer, por los hombres y sus cuernos, entre otras maravillas, después de mucho esperar, tiene la oportunidad de hablar con Dios.

Eva ante Dios (Alfonso Quiñones)

En este discurso coloquial de la cotidianidad femenina hay momento hasta para la poesía y para el doble sentido, y el humor inteligente, cuando cita a Santa Teresa de Jesús: ¡Ay, qué larga es esta vida! / ¡Qué duros estos destierros,/ esta cárcel, estos hierros / en que el alma está metida! / Sólo esperar la salida / me causa dolor tan fiero, / que muero porque no muero. / ¡Ay, qué vida tan amarga / do no se goza el Señor! / Porque si es dulce el amor, / no lo es la esperanza larga: / quíteme Dios esta carga, / más pesada que el acero, / que muero porque no muero…

Eva plantea y demuestra con ejemplos muy vitales, que las mujeres parecen no ser el animal favorito de Dios y le enrostra que sean ellas las que tengan que sacrificarse 9 meses para parir, cuando una sarigueya con solo 12 días pare. Esta, entre otras reflexiones, no exentas de verdades provocan la hilaridad, donde hay palabras un poco fuertes, y hasta groseras, pero dramatúrgicamente justificadas, que denotan rebeldía e interrogaciones,  pero también hay muy bien logradas transiciones del llanto a la indignación, y de los gritos y risas a las revolcadas de una Eva que ha vivido en milenios, una vida muy diferente a la que de ella pintan en el Antiguo Testamento.

Georgina y el director saludan al público (Cortesía de la producción)

Con su sinceridad aplastante, su personalidad campechana y franca, esta Eva, al llegar a un Paraíso demasiado moderno y que no comprende del todo, pide explicación a Dios de la razón por la cual ella fue creada con tantos defectos. Pero eso no queda ahí, ¿Aló, Dios? ¡Habla Eva! posee un fuerte mensaje, que replantea  gran parte de la visión de algunas mujeres de sí mismas, y el importante rol que las féminas juegan en la sociedad. Lástima que sea en un tono un poco Paulo Coehlo. Al final Eva se desnuda ante Dios y es como si fuese reprogramada y retorna a los inicios de la existencia, cuando acababa de salir de la costilla de un hombre y Eva estaba hecha de ingenuidad… y zalamería.

La semana que viene sigue la obra viernes, sábado y domingo en la Sala Ravelo del Teatro Nacional, y las boletas están a la venta en la boletería del Teatro Nacional, y en Uepa Tickets, con un valor de RD$1,000.00 p/p.

Esperamos tu comentario

Deja un comentario