Museo Bidó, de Bonao (Fuente externa)

La cultura es la esencia de la nación y la expresión de sus componentes a través del arte debe verse en el centro de los sueños y las políticas cuando se persigue desarrollar un país. Por eso se necesitan políticos y expertos en economía que no sean artistas, sino que al menos sepan apreciar los fenómenos del arte y la cultura.

El valor del arte es inconmensurable, pero su verdadero impacto en la sociedad es imposible de calcular si vemos el arte como un protón suelto, o un favor a cierto grupo de románticos. El arte hay que valorarlo dentro del complejo tejido social de una nación.

La Ley 340.19 cuyo nombre completo es largo: «Ley mediante la cual se establece el régimen de incentivo y fomento del Mecenazgo Cultural en la República Dominicana», más conocida entre los dolientes del sector como Ley de Mecenazgo, viene a ser, sobre todo en estos momentos, una asistencia de reanimación cardiovascular en un sector de la población sumamente golpeado por la pandemia.

La ley aparece en un momento sumamente interesante en América Latina y el mundo, cuando también surgen nuevas motivaciones. Justamente la generación llamada baby boomers que ha venido ejerciendo el mecenazgo junto a la generación anterior (de postguerra), coincide con la generación de los millenials y la generación Z, determinados a cambiar el mundo con una visión diferente, una visión digamos, más pragmática. A ellos no les interesa tanto que su nombre esté en un Museo o en los banners de publicidad de una exposición, sino el impacto social que puede tener de manera concreta ese apoyo que están dando. Quieren ser más productivos e involucrarse con sus donaciones y necesitan resultados sociales concretos de las mismas.

Esa nueva visión de la filantropía puede que no esté del todo enfocada en la Ley de Mecenazgo de República Dominicana, aunque sí esté en su espíritu, sin embargo contiene algunos puntos sumamente novedosos en la filantropía a nivel mundial que analizaremos después.

Ahora se avizoran en el horizonte algunos cambios para el mecenazgo, a partir de las nuevas tecnologías y su evolución imparable. De hecho en la Ley ha sido incorporado el llamado micromecenazgo que ya existía en República Dominicana.

Una de las actividades de Retajila, el proyecto de colección musical (Fuente externa)

Hay novedades que pueden irse insertando a medida que sea posible, como los micropagos. Quizás uno de los pioneros de esa modalidad fue el aún existente proyecto Retajila, mediante el cual una cantidad determinada de miembros del «club» financiaban la producción de un disco de algún cantautor y así recibían un ejemplar del disco. De esa manera se han producido unos 14 álbumes de cantautores sobre todo jóvenes.

También se han ido abriendo paso y otras muy pronto formarán parte de nuestro día a día, nuevas maneras de ver el mecenazgo como por ejemplo el crowdfunding, la evolución de blockchain y el crecimiento de las redes sociales que -como plantea Anders Petterson, fundador de ArtTactic, en la introducción de TEFAF Art Market Report 2020– «podría alterar significativamente los patrones de donaciones y crear nuevas áreas que promuevan formas más abiertas y democráticas de patrocinio del arte».

Mecenazgo del arte y la ética

El mundo se encuentra ahora mismo entre las tenazas de lo Políticamente Correcto y la Cultura de la Cancelación, que han introducido un nuevo tipo de macartismo en la cultura norteamericana y mundial. Más allá de eso, nunca antes fue tan importante la cuestión de la ética como en las generaciones actuales. Problemas como el medio ambiente, la justicia social, los derechos humanos son parte del día a día, mientras el mundo olvida olímpicamente, y nadie habla ya ni una palabra de los famosos Objetivos del Milenio que eran para solo dentro de 10 años y que ya se sabe no serán cumplidos por casi nadie (para no ser absolutos).

El mecenazgo del arte no está exento de estos fenómenos. La ética en el mecenazgo pudiera estar cambiando, teniendo en cuenta algunos movimientos sociales recientes como el que enfrenta a una de las familias que más filantropía han practicado en Estados Unidos. Me refiero a los Sacklers, dueños de Purdue Pharma, que ha contribuido a que la prescripción de medicamentos adictivos de opioides fuera menos rigurosa, lo que aumentó el número de adicciones a estos medicamentos entre la población, que en 2017 fue declarada por Donald Trump como epidemia de adicciones.

La familia Sackler (Fuente externa)

Esto trae consigo colgada la interrogante acerca de si los modelos de mecenazgo existentes son adecuados para su propósito y cómo adaptar los modelos a esa realidad, que obviamente se convierte en una alarma también en relación con el tema del lavado de dinero.

Una encuesta reciente realizada por ArtTactic entre 541 mecenas dentro del mercado del arte en general en Estados Unidos, arrojó que el 78% de los encuestados apoyaba regularmente obras de caridad y no comerciales, organizaciones e iniciativas artísticas. Las organizaciones artísticas son los receptores más comunes de apoyo de los patrocinadores, aunque el apoyo directo a los artistas también ocupa un lugar destacado.

La asociación entre el arte y el bienestar individual es de primerísima importancia. Su significado se traduce a su vez en que la pasión que mueve hacia el apoyo a las artes por parte de los mecenas es directamente proporcional con el impacto en la comunidad directamente o en la sociedad toda indirectamente.

Las donaciones individuales se basan en la firme convicción de que el apoyo puede marcar una diferencia positiva. Resultó interesante que el 73% de los millenials encuestados manifestó que su principal motivación era que «los hace sentir conectados con otras personas y construye su red social».

Si bien el mecenazgo del arte se ha asociado tradicionalmente con las personas adineradas y su apoyo a los artistas y las instituciones de arte, el mecenazgo del arte se está moviendo rápidamente hacia otros estratos sociales. Por ejemplo, en Estados Unidos y otros países, por tan solo cinco dólares, ahora se puede apoyar proyectos de arte, organizaciones artísticas y hasta artistas. Esta tendencia ha mejorado enormemente con la llegada de la tecnología y con el rápido crecimiento de las plataformas de financiación colectiva en línea, como Kickstarter, Indiegogo y Patreon. La tecnología Blockchain también significa mayor transparencia, responsabilidad y confianza cuando se trata de donaciones.

(Continuará…)

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1 Comentario

  1. Excelente!!!!!Esperemos se aplique y que se trabaje en base a los proyectos y no a sus mecenas.
    Es muy necesario que la cultura en RD tenga un interés realmente democrático y que permita el acceso a todos los que tienen proyectos y propuestas interesantes.
    Debe existir un espacio abierto donde se presenten las propuestas, donde sean atendidas y escuchadas, que permita el contacto con los funcionario encargados sin necesidad de tener contactos que consigan una cita.
    Debe existir la posibilidad de tener la atención y evaluación sin necesidad de edecanes que abran las puertas que por obligación ética deben permanecer abiertas para todos.

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